Desde que te fuiste no volvimos a hablar y pues la verdad es que deseo verte y hablarte pero no debo.
No debo porque ya te propuse volver pero mírame.
Mi puerta está abierta siempre y ahí está la entrada cogiendo polvo porque nunca volverás.
Conservando tu foto en mi cartera, nuestro peluche en mi cuarto y nuestras fotos y conversaciones en el móvil con la esperanza de que algún día decidas volver.