Al final tuve que comprender que nunca volverás, que era cierto lo que me decía de que no tuviera esperanza, que ya no me saludas y aun no entiendo el por qué, que ya no te acuerdas de mi y ni siquiera paso por tu mente un segundo, que los dias tres para ti ya solo son un simple número del calendario y que los días veintinueve es el fin de mes.
Que los lugares donde fuimos simplemente son lugares y que los recuerdos los tienes archivados sin ganas de que florezcan de nuevo. Que sería la última persona en tu lista en la cual me llamaría que los regalos tal vez estén guardados en el fondo del cajón y que o lo hayas tirado o simplemente lo dejes en un sitio que sabes que jamás miraras.
Que da igual que intenté indirectamente hablarte, que ya no te importó y que solo soy un desconocido por mucho que nuestras almas aún ansien un abrazo.
Eres feliz con tu vida mientras que yo intento vivir la mía esperando que vuelvas. Y es que esto no es una película en la cual al final se reencuentran y vuelven a estar juntos o que pasan años y al final terminan juntos.
He intentado que mi vida sea una película y al final está siendo una película sin final feliz.
Te echaré de menos tanto como te echo ya y siempre tendrás mi corazón pero ya debo dejar de pensar en ti cuando ocurre algo bueno, debo dejar de mirar tu calle o tu portón con ganas de verte, de pasar por tu balcón y soñar que te asomes, de que me hables cuanto te de un me gusta o de cruzarme contigo y esperar que des la vuelta.
Es duro porque será difícil querer a otra persona y ya no te digo amarla, será difícil imaginar un futuro. Un futuro que deseaba contigo.
Entonces solo me queda seguir y conseguir lo que me queda y cuando lo consiga me centraré en con quien compartirlo sin cerrar una puerta que tú te ganaste que estuviese siempre abierta.
Eres la alegría de mi alma y la pasión de mi corazón y tu eres la única que puede repararlo porque aún se vive aunque con un uno por ciento de esperanza.
Te amo