6

35 4 5
                                    

Aviso: Si Wattpad los trae primero a este capítulo, les recuerdo que ahí uno antes que esté.

Mini maratón: 2/2

Abril 2021.

Por fin regrese al instituto, claro no era para tomar clases, de hecho, era para tomar la foto de generación. Ya que la graduación es dentro de dos meses, la verdad no es que me encantara la idea de ver a mis compañeros, siendo honesta preferiría estar en casa viendo alguna serie. No me agrada la idea de posar con extraños, claro son mis compañeros de clases, pero siendo sincera no los conozco. Muy pocas veces los vi por los pasillos, pero no me quedo de otra que venir ya que era obligatorio.

- ¡Te amo! – El grito de mi hermano hizo que todos se voltearan a mí.

- ¡Daniel! – Le grite. - ¡Te odio!

- ¡Te amo! – Volvió a gritar.

Genial ahora todos estaban mirándome, no es que no me gustara ser el centro de atención, simplemente no me gusta que digan ese tipo de cosas así por qué sí. Al llegar a la entrada principal, me hicieron pasar por una revisión rutinaria – desde que encontraron a varios alumnos con sustancias ilícitas los hacen – después de diez minutos pude entrar. Pero me volvieron a detener a mitad de camino, esta vez no era por una revisión, conocía muy bien a la persona que estaba enfrente de mí. Lorenzo.

Estos meses le hicieron bien, ahora estaba mucho más atractivo, su cuerpo estaba más marcado por el ejercicio. Aunque sus ojos color avellana seguían iguales, tenía las mismas pecas en las mejillas, la misma cicatriz en la ceja.

- ¡Enzo! – Lo abrace.

- ¡Lee!

- ¿Cómo estás? – Dije mientras me separaba.

- Bien, ya sabes todo es caos con el equipo.

Empezamos a caminar hasta terminar en las canchas de futbol, nos sentamos en una de las gradas. Ambos nos quedamos unos minutos en silencio. Esta zona del instituto tenía muchos recuerdos. Había pasado muchas tardes con Liz y otras dos chicas – las cuales ya no les hablo – viendo los partidos de futbol, yo venía por Jake, pero las demás venían a ver a los otros chicos.

- ¿Nostálgica?

- Si.

- ¿Qué pasa?

- Muchas cosas, ya sabes – Empecé a jugar con mis manos. – Debemos de tomar decisiones sobre nuestro futuro. Las cuales no sé si estoy haciendo bien. – Confesé.

- De eso se trata la vida, de cometer errores. – Sonrío.

- Lo sé, pero me asusta.

- Tranquila, te ira bien, en cualquier cosa que decidas hacer.

Volvimos a quedarnos en silencio, hasta que Enzo empezó a reírse de la nada lo mire confundida.

- Perdón, pero se me vino a la mente cuando te enseñe a jugar. – Volvió a soltar una carcajada, por mi parte le dedique una mirada fría. - ¡Me golpeaste como nunca ese día!

- ¡Mentiroso, yo ya sabía jugar! – Me defendí. – Además, que yo recuerde los golpees que te diste, no fue por mi culpa. – Dejo de reír. – Nadie te dijo que te subieras al árbol.

- ¡Tú me dijiste! – Se quejó.

- Sí, claro. – Me miro mal.

- ¡Tú fuiste la que mando el balón al árbol! – Volvió a quejarse.

- ¡Pero tú fuiste el que empezó a decir que te iba a matar el entrenador!

- ¡Por qué lo iba hacer!

Mi LuciérnagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora