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Febrero 2023.

Si hay algo que más odio, es llegar tarde a donde sea. Así que al ver la hora en mi despertador no pude evitar soltar una maldición. Había olvidado configurar la alarma, por lo cual me he despertado media hora tarde. 

Me levante de la cama en tiempo récord, mientras me dirigía al cuarto de baño me iba desviento, en cuanto me metí a la ducha no pude evitar dar un respingo a causa del chorro de agua helada. Quince minutos más tarde, me estaba terminando de maquillarme y arreglarme el cabello. Me miré una vez más en el espejo. Mi outfit consistía en, unos vaqueros de mezclilla, un top blanco de tirantes encima me había colocado mi cárdigan color marrón, así evito que me de frío. Una vez que estuve satisfecha con mi vestimenta, agarré mi mochila, móvil y mi termo de agua de limón. Y salí de mi dormitorio. 

Una vez fuera de mi residencia, me puse en marcha hacia el edifico de mi facultad. No podía sentirme más relajada, ahora que voy a empezar este nuevo periodo en lo que realmente me gusta, se siente total diferente. Durante las vacaciones, les confese a mis padres que realmente la abogacía no era lo mío, que no me hacía feliz, y lo que realmente me gustaba era la literatura, tengo que aceptar que al inicio pensé que me iban a decir algo malo, pero fue todo lo contrario. Ambos tuvieron que aceptar mi decisión, aunque sabía que en el fondo aún les costaba aceptar mi decisión - sobre todo a mi padre - 

Después de treinta minutos de caminata, me encuentro justamente enfrente de mi nuevo edificio, tengo que aceptar que me sorprendió un poco - mucho más bien - al verlo, su arquitectura era de la época colonial, lo que más resaltan son los grandes ventanales. Todo el recinto está pintado del mismo color blanco, sin mencionar que está rodeado de pequeños jardines donde se encontraban algunos alumnos. 

Cerré mis ojos para poder calmar un poco los nervios, y al abrirlos subí los escalones para poder ingresar. Una vez dentro, me quede asombrada por todo.  No podía dejar pasar lo moderno que se veía por dentro, claro sin olvidar su arquitectura colonia. Como las escaleras que se encontraban, justamente a unos metros de la entrada principal. Lo que resaltaba en ellas, era el color marrón. Junto a todos los alumnos que subían y bajaban. 

No tuve que ir al departamento de coordinación, ni nada por el estilo. Ya me habían mandado mi horario de clases, junto a todo lo demás que ocupaba, así que me adentre en la gran masa de gente. Todos iban de un lado a otro, cada uno se dirigía a diferentes áreas. Por mi parte estaba más que perdida. No lograba encontrar mi clase de literatura moderna. 

- ¿Necesitas ayuda? - Me pregunto una voz femenina.

- ¡Si! - Casi suspiré de alivio.

- ¿En qué te ayudo?

- ¿Sabes dónde está la clase de literatura moderna?

Resulto ser una chica un poco despistada, también más baja que yo, sin mencionar que su gran melena pelirroja no pasaba desapercibida, al igual que sus ojos verdosos. Tenía ligueras pecas en ambas mejillas y en la punta de la nariz un lunar. Vestía un largo vestido floreado junto a un cárdigan, y unas converse viejas. 

-... Luego das vuelta a la derecha, encontraras un pequeño pasillo y al final vas a ver la clase. ¿Me explico? - Asentí, pero me había perdido a mitad de la explicación. 

- Emm... Si - Dije un poco nerviosa. - Bueno, la verdad es que no. - Me sonrío. 

- Tranquila, a todos nos pasa. - Me aseguro. - Te acompaño, así no te pierdes. 

- Gracias. 

Empezamos a caminar hacia el lado opuesto de las escaleras, ninguna dijo nada por un par de minutos, hasta que ella hablo. 

Mi LuciérnagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora