Mi Luciérnaga

14

Julio 2022.

- ¿Si puedo ir?

- ¿A dónde irán?

- ¡Nadie me escucha! – Me queje, les llevó pidiendo permiso durante los últimos días, para poder salir con Ángela.

- ¿Irás con Ángela?

- Ese es el plan.

- Ok, puedes ir. – Aplaudí de la emoción. – Pero... - Mi emoción desapareció.

- ¿Pero?

- Tienes que mantener tu ubicación encendida. – Tiene que estar bromeando.

- Es broma, ¿No?

- Tengo cara de estar bromeando, Lea. – Uyy tono de voz serio, mi papá sí que está hablando enserio.

- Vaaale. – Ambos asintieron con la cabeza.

Mis padres nunca han sido de esa clase de padres muy estrictos cuando salen sus hijos, con que les diga con quien iré y a donde, es más que suficiente. Sin embargo, ahora las cosas soy así. Ya que, meses atrás, secuestraron a una chica de mi edad en las afueras de la ciudad. La noticia hizo estremecer a todos los habitantes, ya que el caso, no solo fue de un secuestro. También la violaron, y la arrojaron en una de las cisternas cercanas a la carretera. La policía aún no da con los victimarios, por eso mismo, mis padres siempre me piden que mantenga mi ubicación prendida.

Me despedí con un simple adiós, al salir de mi casa tuve que caminar un par de calles hasta la avenida principal y poder tomar el autobús, para ir al centro. Donde había quedado con Ángela. La idea, era ir a ver una exposición de arte, la verdad yo no soy muy fanática de ir a esos tipos de lugares, tal vez un poco... lo cierto, era que nunca suelo ir a esos lugares, ya que a mi familia no le gustan, tampoco era que tuviera con alguien con quien ir. Recuerdo cuando tenía trece años, fui con mi hermano a mi primera galería de arte. Era muy pequeña la exposición, pero no pude verla completa. Ya que mi hermano me saco del lugar a los quince minutos de haber llegado.

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Me baje del autobús en la avenida 20, pero el centro donde se llevaría a cabo la exposición, estaba a cinco minutos de ahí me puse andar. El sol estaba en su punto máximo lo cual no me gustaba, ya que siempre que caminaba bajo el sol, me comenzaba arder mi mejilla derecha a causa de una cicatriz que me hice cuando era pequeña. Gire hacia la derecha en el siguiente cruce, aquí era la zona bonita del centro. Tenía cafeterías muy lindas, también había calles con murales hechos por artistas muy famosos. Me detuve en uno de los murales, se trataba del caso que paso hace poco. Era relacionado al feminicidio. Volví a retomar mi rumbo hacia la explosión, volví a girar hacia la izquierda para llegar a la calle 24, y después a la derecha. Entre a un pequeño callejón donde había mesitas para tomar café. Y Justo enfrente estaba la exposición.

Antes de entrar mire mi reflejo en uno de los espejos del recinto. Emm me había ayudado con mi atuendo. Pantalones cortos color caqui con un cinturón pequeño, blusa de manga larga color blanco – aunque las había arremangado hasta mis codos – mis zapatillas del mismo color de la blusa, también unos pequeños pendientes – eran de mi madre – un reloj que igual era de mi madre, y una pequeña bolsa. Suspire para dejar salir nervios. Si, nervios. Ya que hace más de dos meses que no salía con Ángela. Camine como si se tratara de una pasarela, entre al recinto.

Antes de entrar al lugar de la exposición, saque mi móvil para mandarle un mensaje a Ángela.

Lea: ¿Dónde estás?

Ángela: Voltea.

Mire hacia el lado opuesto y justo ahí estaba, pero no se encontraba sola Diana estaba a su lado. ¿Qué hace ella aquí? Fue lo único que pensé, a ver,  no era que me cayera mal, pero tampoco estábamos en el mejor momento de nuestra amistad. Diana había sido una gran amiga durante toda mi secundaria, de hecho, había conocido primero a ella y después a Ángela. Era más cercana de la primera que de la segunda, hasta hace más de un año. La razón en concreto del por qué nos dejamos de hablar no se sabe, realmente de un día a otro ya ninguna hablaba con la otra, y poco a poco perdimos comunicación. Claro, aun se sentía el cariño de ambas partes, ya que existen muy buenos recuerdos, pero la verdad nuestra amistad, no era muy sana que digamos.