⋆Second fourteen⋆

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Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, no podía soportar más. No era de humanos soportar tanto tiempo eso.

"¡Resiste!" me gritaba mi voz interna pero no era posible. No podía más.

-¡No!- grité cerrando mis ojos y los froté con el dorso de mi mano derecha. Un par de lágrimas rebeldes ante mis indicaciones se asomaron.

-¡Te lo dije!- carcajeó Samantha -¡Nadie me puede ganar!- Sol reía a carcajadas mientras se apretaba el estómago tratando de no reír más.

-¡Oh no! Yo te ganaré!- insistí y froté una vez más mis ojos, respiré profundamente y una vez más nos pusimos frente a frente. Sus ojos color chocolate abiertos de par en par me miraban divertidamente. Un pequeño soplido me hizo parpadear -¡Eso es trampa!- grité indignada y ambas volvieron a reír a carcajadas.

-Acéptalo- se recostó en mis piernas -¡Te gané!

-Me soplaste, por eso parpadee- me defendí, pero era inútil, ella había logrado estar mucho más tiempo que yo sin parpadear.

-Juez... ¿Quién ganó?

-¡Tú!- anunció mi derrota.

-Está bien- dije cabizbaja -¡La respiración!- dije haciéndola enderezarse y una vez más ambas rieron -Juez, cuente.

-¡Uno, dos, tres!- al escuchar el 'tres' tomé todo el oxígeno posible para lenar mis pulmones y mis mejillas. Samantha movía sus cejas tratando de hacerme reír y lo estaba logrando, pero si mi competitividad no fuera tan grande lo hubiera logrado por completo.

-¡Abril parece un tomate!- Sol dijo retorciéndose de la risa. No aguante más y solté todo el oxígeno y comencé a reír.

-¡Dios!- enunció Samantha al mismo tiempo que respiraba agitadamente -¡Y te volví a ganar!- fruncí mi ceño. Ni si quiera con Piedra, Papel o Tijeras había logrado ganarle -¡Ahora quien sigue contra mí!- preguntó y de inmediato la pequeña saltaba por ser la siguiente competidora.

Pasamos toda la tarde entre juegos. A pesar de la forma dura de ser de Samantha dentro era la persona más juguetona y cariñosa del mundo.

Terminamos de cenar y Sol se levantó dispuesta a ayudarme a levantar platos. Ya que Samantha prácticamente había huido. Miré sobre mi hombro logrando ver el reloj de pared. Nueve de la noche.

-Yo me encargo- le dije -Sube, date un baño y a la cama, ya es tarde- la pequeña asintió con la cabeza y se acercó para despedirse de mí con un beso en la mejilla. Como siempre salió corriendo por las escaleras. Tomé los platos y los hice una pequeña torre, los lleve hasta la cocina. Tiré en la basura los restos que habían en los platos y los puse en el lavabo. Una vuelta más y tomé los vasos, y la mesa quedó como si nadie hubiese comido ahí.

Ya con todo en el lavaplatos ahora si comencé a enjabonar todo. Terminé y abrí la llave para enjuagar todo cuando sentí que se apoderaban de mi cintura. Me estremecí levemente y escuche la risa de Samantha.

-Siempre te retuerces así- susurró en mi odio.

-Que romántica eh! No me retuerzo, solo los gusanos lo hacen- ambas reimos. Se cambió a mi lado y comenzó a secar los platos que iba dejando en la barra. En menos de cinco minutos los platos y vasos ya estaban secos y en su respectivo lugar.

Terminé de acomodar el ultimo plato y una vez más sentí sus manos en mi cintura. Pero esta vez me giró rápidamente y me alzó para sentarme en la barra. Riendo velozmente pasé mis brazos por su cuello. Tenía la cabeza hacia atrás para poder verme ya que había quedado unos cuantos centímetros más alta que ella.

-Gracias, Abril- dijo mirándome a los ojos en los cuales gustosamente me perdí -Gracias por estar con nosotras- una de sus manos subió para acariciar mi mejilla.

-¿Es broma?- reí y ahora yo acaricié su mejilla -Gracias a ti por hacerme sentir como en una familia, por darme ese cariño.

-Te amo- susurró antes de unir nuestros labios de la manera más dulce existente en la Tierra.

-Te amo más- dije separándome solo milímetros de sus labios -Y en eso si no me ganas...- sus manos se fijaron en mi cuello y me atrajeron una vez más a su boca.

El beso iba tomando poder conforme los segundos pasaban, cosa que no me molestaba en lo absoluto. Me dedicaba a jugar con su nuca mientras que ella acariciaba mi espalda por debajo de la blusa. Nuestros labios se movían a un perfecto compás, no había nada que me gustara más que esto, por nada del mundo cambiaría estos momentos.

𝙈𝙚, 𝙢𝙮 𝙨𝙚𝙡𝙛 𝙖𝙣𝙙 𝙝𝙚𝙧   ⛧Rivari⛧ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora