Act 4

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Los días pasaron, los líderes tomaron la decisión de que lo verían todos y no apartado, ya que eran las auténticas memorias de Kenichi, tenían que recopilar y ser testigos de lo que pasó desde su perspectiva.

Sin embargo, de todos los afectados, Rías Gremory, a pesar del daño emocional que recibió y que no debería verlo ya que podría dañarla más, fue a la oficina a revisar unos recuerdos más.

La pelirroja se aseguró de que nadie la siguiera, ni siquiera su hermano, como el siscón que es, evitaría que se traume.

Ella decidió ir desde cero, desde el momento en que lo conocieron, tomando el cristal Ihan, una de las pocas cosas que dejó el pelirrojo.

Ambos eran de mundos distintos, por así decirlo, ella era de una familia importante, con sirvientes y su equipo o séquito, era una heredera que lo tenía todo. Él era un chico adoptado, al principio era el chico querido, pero con el paso de los años, los Hyodou lo dejaron de lado.

¿No hay una manera de saber cuándo fue el momento en el que los Hyodou lo trataron peor? - preguntó Rías frustrada.

Tuvo que salir del mundo del recuerdo, notando que pasaron unas horas y se alivió ya que nadie vino, aunque claro, su hermano y demás líderes estaban ocupados con la revelación y mantener en orden el caos generado por la verdad.

La pelirroja regresaba a la mansión, recordando todo el daño que le causó al estar bajo la influencia de Basara.

Cada injusticia, cada maltrato, cada vez que lo mandaba a una misión en solitario, cómo nunca apoyó sus sueños y aspiraciones debido a los falsos rumores.

Ver parte de su vida antes de que fuera un demonio la hizo reflexionar y cuestionarse, reconocía que fue una pésima líder, un "rey" incompetente y muy débil al caer en el hechizo de obediencia que planearon Grayfia y Basara, cuando vio la expresión de la Maid al ser descubierta por lo que hizo, se dio cuenta de que ella no solo fue simplemente la amante sino que también fue cómplice de las infidelidades de Basara con otras mujeres que no formaban parte del harem que el hizo.

Al llegar a la mansión, veía a sus antiguas "hermanas" de harem con una mirada perdida. La verdad les afectó más de lo que ella pensaba, pero ni tenía intención de ser su psicóloga o ser su apoyo emocional ya que ellas le ocultaron cosas y fueron crueles sin necesidad de un lavado de cerebro.

¿Rías? - pregunto Akeno con ojos llorosos.

Hola... - fue la simple respuesta.

Estuviste ausente por varias horas ¿Qué pasó? - pregunto la semi caído.

Nada, sólo fui a ver el cristal. - todas abrieron los ojos.

¿Fuiste a averiguar más de las memorias de Kenichi-san? - preguntó Asia, levantando una ceja en la peli roja.

¿Desde cuándo llamas así a Kenichi? - cuestionó la pelirroja.

Yo...eh...desde que....desde que se supo la verdad... - la rubia bajó la cabeza. - Yo pensé que...

Pensaste que los rumores que decían sobre él eran verdad y que no querías acercarte a él. - continúo Rías con una mirada sería.

Lo siento...- dijo Asia con una mirada arrepentida.

Sentirlo no hará que regrese. - fue la respuesta fría de la pelirroja.

Deja de ser así con Asia, todas estamos mal por tratar así a Kenichi-kun, además ¿Por qué no nos avisaste? - reclamó Akeno enojada.

¿Tenía que hacerlo? Pero juraría que a ti ni te importaba su vida, es más, te burlabas de que él era un huérfano. - Akeno bajó la cabeza. - ¿Y Kenichi-kun? No seas hipócrita, nunca lo llamaste así y sólo porque supiste la verdad, no cambia nada, él ya se fue.

The Last Job - AlternativeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora