🥀 Capítulo 18 :

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No les miento si les digo que el tiempo pasa volando. El tiempo es una de las cosas que más tenemos que valorar de lo que nos da la vida. Uno no sabe cuando puede morir, cuando se le puede morir un ser querido, etc. El tiempo lo es todo y no muchos lo valoran.
Hace ya dos meses desde nuestro viaje a Argentina, y hace un mes de esa última tarde, esa última tarde feliz para mí familia. Han pasado cosas muy malas este último tiempo. Una de ellas es Albert. Si, Albert, el mismo Albert Bennet, el padre de Adán. El padece de  cáncer, se lo han encontrado hace menos un año, y desgraciadamente estaba muy avanzado, lo fue llevando con tratamiento y muchos medicamentos. Nunca ha dejado de ir al médico a hacerce revisiones, pero luego de dos semanas de nuestra vuelta de Argentina la cosa empeoró. Una madrugada Elizabeth nos llamo asustada diciendo que Albert no se encontraba muy bien y estaba raro, entonces nos levantamos rápido y nos fuimos a su casa, llevamos a Albert al hospital privado, al que ibamos todos. Lo dejaron internado esa noche y el día siguiente para tenerlo en control. Recuerdo muy bien lo que dijo el médico:

-El cáncer de pulmón es un tipo de cáncer que comienza cuando células anormales crecen sin control en los pulmones.-  había dicho el médico.-

Eso maso menos lo sabíamos, porque sabíamos que lo que tenía era cáncer de pulmón. Si no se empezaba a tratar cuánto antes podía llegar a la muerte. Luego de esa visita al médico siguieron pasando cosas con Albert. Bajo mucho de peso, no tenía apetito, se agitaba mucho cuando hablaba, etc, siguió yendo a control, tomando medicamentos. Todo indicaba que no le quedaba mucho tiempo. Una tarde, recuerdo perfectamente la fecha, fue un 12 de octubre, cuando tuvieron que internar a Albert de urgencia porque no le llegaba aire a los pulmones. Elizabeth estaba a mi lado agarrada de mi mano y yo la abrazaba y le acariciaba el pelo.

- No se que voy a hacer si mi marido se va de este mundo.-me decía.-

- Tranquila Eliza.- le decía yo.- se pondrá  mejor, ya verá.- le dije para calmarla.-

Pero en el fondo sabíamos que no era seguro. No hacía mucho que empecé a convivir más con ellos, y eran unas personas encantadoras. Todos los sábados íbamos a su casa a comer y luego charlabamos, veíamos películas o jugábamos juegos de mesa. Mi relación con Eliza era hermosa, era la mujer más encantadora que había conocido. Sin duda mi suegra favorita. Prácticamente ya era una hija más de ellos. Adán se ponía hasta celoso de como me trataban mejor que a él.

*No le gusta compartir*

Luego de lo de Albert, dejamos de ir tan seguido a su casa, ya que iban al médico o estaba en cama mucho tiempo. 

- ¿Y si no se recupera?- preguntó Eliza a mi lado.-

-Si lo hará.- dije con vos entrecortada.- La abracé fuerte y ella me devolvio el abrazo. Esa tarde fue una de las peores que viví. Nunca me esperé eso. Sentadas ahí recuerdo que vimos salir un médico de la parte de urgencias.

-La familia del señor Bennet?- recuerdo que preguntó.

-Somos nosotros.- habló Adán que apenas había llegado de la empresa.

- El estado del señor Benet es complicado.- recuerdo que comento el médico.- Le tuvimos que poner un tubo de oxígeno para que pudiera respirar, pero me temo que no responde muy bien.- dijo.-

- ¿Se pondrá bien?- preguntó Elizabeth.-

Recuerdo esa mirada que nos lanzo el medio a Adán y a mí.

-Me temo que no puedo asegurarles eso.- miró a otro lado.- Prepárense, no creo que pase otra noche.- dijo sin más disculpándose.

Asentimos y se fue. La recaída que que tuvo Eliza fue terrible. Se descompensó y cuando reaccionó, las enfermeras le tuvieron que dar un calmante para que se tranquilizara. Adán y yo también estábamos devastados.

Entrelazados Por El Destino ( COMPLETO ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora