Reto Kisspril 2024 - Wenclair

1.- Primer beso

— ¿No te gustan los cuentos de hadas?

Era la tarde de un sábado especialmente soleado, Enid miraba con nostalgia hacia el gran ventanal mientras sostenía entre manos un libro que rezaba "Cuentos para princesas desesperadas"

— No —Wednesday permanecía de espaldas con la vista en su máquina de escribir intentando reescribir un párrafo tres veces frenada por las interrupciones de Enid.

— ¡Oh vamos! —reclamó la rubia levantándose— Los cuentos de hada son bonitos y mágicos y...

— Fantasiosos, incorrectos y solo en algunos casos perturbadoramente entretenidos. ¿Sabías que en la sirenita ella realmente prefiere morir antes que acabar con la vida de su "príncipe"?

— No, no. No me vas a arruinar esto Wednesday —la joven hizo el ademán de taparse los oídos y la morena adoptó un aire triunfante.

— Tú fuiste la que trajo el tema a la mesa.

— Es que me regalaron este libro hoy muy temprano.

— ¿Un libro? ¿A ti?

— Ja ja.

— ¿Y quién es el remitente?

— No lo sé.

— Y vas a abrir un libro sin conocer su procedencia.

— Es solo un libro ¿Qué tiene de malo? Además —metió su mano al bolsillo y sacó una tarjeta— venía con esta nota y dice, que me encontrara con mi admirador detrás de los invernaderos hoy a las tres de la tarde y que no abra el libro hasta entonces.

La morena notó la tarjeta y pudo identificar la letra como la de Ajax, un hincón de despreciable incomodidad se acunó sobre su pecho, de seguro estaba por darle un paro cardíaco, eso antes que admitir que aún le molestaba el interés que Enid despertaba en otras personas.

Simple y pura negación, porque Wednesday Addams estaba terrible e irremediablemente enamorada de Enid Sinclair desde hacía más de un año.

— No creo que deberías ir —volteó la vista hacia su máquina de escribir nuevamente— cualquiera que se haya tomado el trabajo de dejarte una nota tan pobremente escrita pidiéndote una boba cita sin tener las agallas de pedírtelo de frente sería incapaz de merecer cinco minutos de tu atención.

— Eso que dijiste... sonó muy bonito. Con razón eres escritora, tienes buena habilidad con las palabras.

Ella no respondió y se mantuvo de espaldas porque sentía que si por atrevimiento giraba un centímetro el rostro notaría el enrojecimiento ridículo que le invadía hasta las orejas.

— Bueno... aún faltan un par de horas pero, quisiera saber qué clase de cuentos involucran princesas desesperadas.

— Casi todas —respondió Wednesday que se sorprendió de no contar con un remate verbal— ¿Enid?

Al girar la escena que presenció casi la hacer caerse del asiento, frente a ella se hallaba su roomate con el libro abierto flotando a la altura de su rostro, sus manos estiradas y encrispadas se tiñeron de negro, como si la tinta del objeto se estuviera enredando en su piel y acto seguido cayó.

Wednesday la levantó como pudo y llevándola hasta su cama fue a por el libro, estaba abierto en la primera página y se leía: Blancanieves.

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Había una vez en un reino muy lejano un rey que vivía en paz con su pequeña hija Enid, un día una vieja bruja usando sus poderes mágicos y cambiando de apariencia engañó al triste y solitario monarca casándose con él.

Esta bruja tenía un espejo mágico y cuando se ponía frente a él, mirándose en su nueva apariencia disfrazada le preguntaba: ¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?, entonces el espejo respondía: La Reina es la más hermosa de esta región.

Cuando Enid creció lo suficiente la respuesta del espejo cambió: la Reina es la hermosa de este lugar, pero la linda Enid lo es mucho más.

La bruja entonces con todo el odio del mundo mandó a un cazador a llevar a la joven al bosque para matarla, el hombre conmovido por la belleza de Enid y contándole la verdad solo le pidió que huya a lo más profundo y engañó a la reina sobre su cometido.

La joven Enid abandonada a su suerte llegó a una pequeña, muy pequeña, cabaña en medio de muchos árboles, este lugar le pertenecía a siete enanitos muy trabajadores que luego de escuchar la historia de como su malvada madrastra la había expulsado del castillo e incluso intentó matarla, ellos decidieron darle asilo y así estuvo tranquilo durante un tiempo.

Un día la reina malvada descubrió que Enid aún seguía con vida y preparando una manzana envenenada fue hasta la cabaña de los enanos para ponerle fin a la joven heredera.

Una vez en el lugar y haciéndose pasar por una granjera que pasaba regalando algo de su cosecha por ahí logró convencer a Enid de darle un mordisco a la fruta, el veneno se apoderó de su cuerpo y cayó sobre un profundo y eterno sueño.

Con el pasar del tiempo los enanos habían dispuesto su cuerpo dentro de una urna de cristal, seguros de que algún día despertaría de tan mortal sueño.

Y así ocurrió, un día una joven que se encontraba paseando por la zona, princesa de otro reino, llegó al lugar atraída por los animales del bosque.

Uno de los enanos que permanecía ahí le explicó a la chica sobre la maldición mortal que pesaba sobre la bella Enid, ella no dudó en socorrerla y retirando la urna quedó maravillada por su belleza al instante, al sentir que el destino la había traído ante ella se acercó y con sumo cuidado le cedió su primer beso.

Cuando la joven despertó de aquella maldición y observó aquel par de ojos negros sonrió feliz y confundida al mismo tiempo.

— ¿Wends qué haces aquí?

Y acto seguido todo se desvaneció.

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— ¡Lo vas a matar! —chillaba Yoko.

— ¿¡Crees que no lo intento!?

— ¡Detente Addams!

— ¡Dime qué clase de maldición le lanzaste!

— ¡No lo sé! Compré el libro a una vieja gitana y me dijo que se lo diera y tendría un final de cuentos de hadas.

— Eres un imbécil —sentenció Wednesday enfada y de una patada lo terminó de lanzar al suelo.

OFF:

¡Hola! Bueno, casi está por acabar el mes de abril así que decidí sumarme a este reto de la página "Es de fanfics" y pensando en cosas relacionadas a besos yo lo asocio a cuentos de hadas jajajaja

Espero que les guste este pequeño paseo de las Wenclair por historias con finales felice, o no tanto.

Abracitos de colores.