Luz en mi Oscuridad

Capitulo 7

Las vacaciones habían pasado como estrellas fugaces, ya mañana empezaría con el terror del llano, estaba tan molesta que ni siquiera quería arreglar el bolso, ni el uniforme.

—¿Te quedarás todo el día contemplando tu bolso? —pasa mi hermana Esther a mi cuarto y se burla de mí, mientras yo observó mi bolso con rabia.

—Como si eso retrasará el tiempo —Mi hermana Olivia se tira en mi cama junto con su melliza, mientras se divierten con mi estado de ánimo.

—Chicas ya dejen en paz a Mía, además su príncipe azul ha venido a rescatarla de su miseria absoluta —Sandra sé ríe y señala que Liam me espera en la puerta.

No logró disimular mi sonrisa, ya que habían pasado tres semanas desde que el chico había ido de viaje con su familia a España a pasar algunos días, se disculpó por no poder estar lo UE restaba de vacaciones aquí.

—Bien, ya bajo —Recojo mi mochila del suelo, la coloco en la cama y cuando me dirijo a salir de mi habitación, mi hermana empieza a reírse como una demente.

—Era sólo una broma. Creí que te molestaba la idea de mencionar al chico Cristiano, pero ahora ya todo es diferente. —Sandra empieza a calla su risa y me mira curiosa —No será qué...¿Te gusta Liam?

Todas empiezan a reírse como locas y yo sólo me irritó más, así que pongo los ojos en blanco y bajo a buscar a mamá. La veo en la cocina como siempre organizando todo para la cena, mientras tararea una canción.

—¡Vaya tu al menos estás feliz! —le digo con una sonrisa de lado, en lo cual ella se gira y emboza una hermosa sonrisa características de ella.

—¿Ha llegado nuestra invitada no te parece? —En vez de mirarme a mí, su mirada viaja hacia la esquina de la cocina.

De repente veo al chico sacar la cabeza y para mí sorpresa es Mateo, éste sonríe y sale en mi dirección.

—Hola Mía, ¿Cómo has estado? —El chico creo que ha nacido con grandes modales, mucho más de lo que yo carezco.

—Estoy bien ¿Y tú? —Entro en la cocina y me acerco a Eleonor.

—Yo estoy muy bien—responde y vuelve a hacer lo que estaba haciendo.

Le susurró a mamá —¿Qué hace el aquí?— Coloca los ojos en blanco, en honor a mi curiosidad.

—Su madre está cumpliendo año hoy, así que les estoy ayudando a hacerle algunos bocadillos. —Observo los pastelitos en la mano y ya yo creía que era para nosotras, así que me desánimo más.

Me madre me pega suavemente en el brazo y me llama glotona adivinando mis pensamiento, cosa que me hace reír.

Escucho el timbre y voy a abrir.

Observó por unos segundos su sonrisa y mi mundo empieza a tener más sentido.

—¿Lo dejaras allí afuera Mía? —Sandra pasa por mi lado y suspira con fastidió. —Lo siento ella es un poco retrasada. —coje varias bolsas de la mano de Liam aliviando su carga y luego pasa junto a mi riéndose en silencio.

Me molestó por lo malvada que puede ser mi hermana cuando se lo propone. El chico pasa en silencio y yo cierro la puerta.

—Hola Mía —Sonríe mostrando su lindo hoyuelo característico de él.

—Hola Liam —Intento mantener mi mirada lo más neutra posible.

Este pasa hacía la cocina llevando las demás cosas, así que yo me dirijo hacia el mueble y enciendo la tele, busco canales sin sentido alguno, hasta que consigo uno que llama mi atención "El fabricante de lágrimas" había escuchado sobre el libro, pero no me había tomado el tiempo para leerlo, ya sabía yo que si veía la película, obviamente no iba a leer el libro.

No tenía mucho tiempo de haber comenzado o al menos eso pensaba, así que me quedé a verla.

—¿Qué miras? — escuché su voz en mi oído, por lo que sabía que estaba muy cerca de mí.

—El fabricante de lágrimas ¿Ya lo has visto? —me giro hacia él y este da la vuelta y se sienta en el sofá, mucho más relajado que yo.

—Sí, pero no me pareció interesante, hay quienes sí, así que respeto si a ti te está gustando. —Dice de forma cortez.

Ambos empezamos a dar nuestro punto de vista, mientras veíamos la película, a pesar de ser tan diferentes, hay cosas que pueden unir a las personas, ambos creemos en cosas distintas e incluso nuestras opiniones difieren en partes, pero nuestra pasión por los libros es la que nos une.

Y eso me agrada mucho, nunca había encajado tanto con alguien que no tenga las mismas creencias que yo, e incluso que las tuviera, había conocido muchos ateos y agnóstico, pero aún con ellos no me sentía identificada del todo.

Sabía que el chico había sufrido tanto como yo, a pesar de ello él había decidido creer, mientras que yo no creía, el intentaba perdonar, pero yo no lo hacía, su Fe crecía y la mía estaba estancada. Eramos dos mundos creados por las mismas circunstancias, pero que en cada uno podías encontrar algo diferente.

Así que estába feliz de poder saber que él no me juzgaba por no creer y yo ya empezaba a quererlo aunque creyera, en lo que él quisiera.

Aquí les dejo una actualización, este libro iba ser corto, pero por sus comentarios tan lindos, he decido ampliarlo más. Espero les siga gustando