☆TRES☆

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Su vida había sido una burla, si alguien le hubiese contado como Kikyo le había visto la cara se hubiese reído de incredulidad.
Antes de salir con ella, su difunta esposa, había contraído nupcias años atrás con un hombre llamado Naraku Onigumo, prestigioso arquitecto, cuál había fallecido en esa fatídica noche.
Habían tenido una bebé, la cual llamaron Kagome.
Se llevaban solo año y medio de diferencia con su pequeña Rin; en pocas palabras prácticamente se había embarazado enseguida de haber dado a luz a su primer hija.

En su mente armó las secuencias, muchas veces esas largas ausencias por parte de Kikyo, era demasiado obsesiva con su trabajo, y como la conoció de esa manera, jamás se atrevió a cuestionarle o reprocharle nada. Por su profesión viajaba seguido y tiempos muy prolongados..

Era ahí cuando aprovechaba la situación para vivir dos vidas totalmente opuestas y paralelas.
La única que estaba al tanto de esa situación fue la madrina de la bebé Kagome; su mejor amiga en vida, Kagura.
Al principio él negó que sea partícipe en sus vidas, ya que se sentía avergonzado y su ego estaba lastimado pero terminó recurriendo a ella, cuando las primeras noches con Kagome fueron interminables.
La pequeña extrañaba su familia, su hogar y Kagura al fin al cabo, era el único rostro conocido para ella; así que por su bien, terminó recibiendola en su casa casi todos los días.

Se culpó varios años en silencio, se reprochó su propia ignorancia pero pasados los cinco años de su muerte,  podía decir que el asunto había sido parte del pasado.
Salvo por un detalle, bueno, dos.

Rin estaba a meses de cumplir sus siete años, y Kagome también cumpliría nueve.
El día que le dieron la opción de adoptarla legalmente, se rió a carcajadas, pero en cuanto la vió, aceptó sin preguntarse demasiado.
La niña era el calco a Kikyo, salvo que había heredado sus precisos ojos azules de su padre.
Habían días en los que aún se auto preguntaba porqué se hizo cargo de ella, sin estar obligado ni legal y menos moralmente, pero jamás llegó a una clara respuesta.

En esta particular etapa, Rin y Kagome compartían todo, a pesar de ser hermanas, eran demasiado opuestas, y varios encuentros terminaban en alguna pequeña trifulca por una muñeca o algo así pero nada fuera de lo normal.
Rin era bastante competitiva con la otra niña, y sabiendo su procedencia a veces se confrotaban para llamar la atención de quien las criaba.

-Sesshomaru..- la voz de Kagome era suave, tranquila.

Éste la miró por encima de su ordenador mientras trabajaba horas extras desde casa.

-Rin tomó mi diario íntimo de mi habitación y no quiere devolvermelo- acusó afligida.

-De acuerdo, hablaré con ella- respondió el mayor.

Si bien Sesshomaru no era un sinónimo de padre cariñoso, las trataba de manera justa e intentaba hacerlo de manera equitativa para ambas.
No podía negar que se había encariñado con esa niña,  aunque a veces verla le recordaba a Kikyo, su personalidad era dulce, tranquila y hasta algo tímida.

Las cosas se fueron dando de manera natural y pronto las chicas llegarían a la pubertad, y ahí fue el verdadero desafío para este padre soltero.
Hablar de cosas incómodas para él, se volvió rutinario. Las niñas, no tan niñas estaban en una etapa hormonal y sus cambios de humor lo dejaban bastante cansado.
Kagura seguía siendo parte de la vida de Kagome, y de paso ayudaba con esos temas a Rin, ya que ambas compartían la falta de una imagen maternal.

La primera noche que discutió con Kagome la podía recordar con claridad, con catorce años ella llegó llorando del instituto.
Preocupado, salió tras ella a su habitación y el que abriera la puerta le llevó varios minutos de negociación...

-Puedes contarme..¿que sucede?- le preguntó él hombre, limpiando sus gruesas lágrimas.

La azabache negó amargamente.

-Kagome, sabes que me enteraré de una manera u otra, pero prefiero que tu me digas que te sucede- bajo el consuelo, una amenaza venía camuflada.

-Me da pena hablar esto contigo- admitió avergonzada.

El se sentó al borde de la cama y dudó si seguir indagando o no.

-¿Quieres que llame a tu madrina?-

Ella asintió y el le tendió su móvil para que le marcara.
Cuando Kagura respondió, él le dió privacidad y esperó afuera a que hablaran pero no se imaginó lo molesto que se podría al saber el motivo.
Luego de que ambas mujeres charlaran, Kagome salió de su habitación para devolver su celular. Se veía mejor, menos afligida.
Pero en su pantalla un mensaje de texto lo hizo sentir mal...

《NO TE PREOCUPES. KAGOME ESTÁ EXPERIMENTANDO COSAS CON CHICOS. TODO ESTÁ BIEN》

¿Todo está bien? ¿Experimentando qué?
Parecía que sus ojos se saldrían de sus cuencos y en un arrebato volvió a entrar a la habitación de la chica que mirando el techo abrazaba su almohada en silencio.

-¿Que hiciste?- su voz sonaba dura.

Ella se sentó otra verlo confundida.

-¿Que hiciste Kagome?- volvió a preguntar más alto.

-Nada, no hice nada- su mirada reflejaba miedo.

-¿Hiciste algo con algún chico?-

-¿Te tocaron? ¿Te besaron?-

Las preguntas salían sin cesar de sus labios y la chica parecía volver a su actitud anterior.

-¡Deja de llorar! Respondeme!!-

-No hice nada Sesshomaru, es que creí que un chico me invitaría a ir al baile de primavera y no lo hizo. Invitó a otra...- susurró

-¿Es solo eso?-

-Para ti no será algo importante, pero créeme que duele que el chico que te gusta, eliga a tu hermana antes que a ti- Kagome respondía con más valentía.

-Con que es eso ¿eh? No debes pelear con tu hermana por chicos..- Sesshomaru comenzó a hablar más tranquilo.

-No tienes idea..- volvió a susurrarle

-Si lo sé. Sé que se siente que te traicionen, sé que se siente que te lastimen, y también sé lo que es sentirte poca cosa-

Kagome sabía perfectamente a lo que se refería y lo miró de manera triste.
Se animó a acariciar suavemente su mejilla y Sesshomaru cerró sus ojos ante el delicado toque de la chiquilla. Se sentía bien, se sentía como ella le transmitía su amor y comprensión.
Esa noche terminó todo bien, pero dentro del peliplata se despertó un sentimiento que había jurado enterrar en lo más profundo de su ser.

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Ahhh...¿querían cochinadas?
Pues no.
No todo en la vida es eso, mentes morbosas.😒😅

Este será un fic corto, así que el próximo no podrá desperdiciarse y le daremos algo de 🌡🌡🌡

Del desprecio al deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora