☆CINCO☆

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Una semana transcurrió rápidamente para la nueva situación de Sesshomaru y Kagome, desde aquel momento que se besaron, no habían podido volver atrás.  Pasaban tiempo a solas, tenían citas y estando en privado se comportaban como una pareja normal. Todo fue una extraña circunstancia, que fue tomada por partes iguales como natural y no se sentían para nada incómodos con ello; sino que por el contrario parecían estar echos el uno para el otro.
Sesshomaru encontró una hermosa compañera en ella, le contaba de sus casos, anécdotas de su juventud y en alguna ocasión hasta compartía sobre sus sentimientos.
Para él, no era novedad que Kagome era una chica muy madura para su edad, pero estaba realmente maravillado con su elocuencia y sus planes futuros. Eso lo llevó a decidir cortejarla, ir despacio y con calma para disfrutar cada momento con ella.
Por su lado, la azabache llegó a sentirse insegura, ¿que pensaría su hermana, de saber su aventura con su padre? Eso le preocupaba, aún así tampoco logró sentirse avasallada por la personalidad tan diferente de Sesshomaru en esa faceta, era muy caballeroso, tranquilo, amable y demasiado atento. De a poco se fue convirtiendo en lo primero que pensaba al despertar y en lo último al acostarse.

-¿Que tanto buscas?- la voz de Sesshomaru la hizo sobresaltar nerviosa desde el marco de la puerta.

Su habitación era un desastre, estaba todo revuelto y tirado por todos lados.

-Ah.- se tocó el pecho sorprendida -es que, no encuentro mi diario- le respondió afligida.

-¿Aún usas eso?- preguntó aguantando la risa y subía sus cejas.

-No te rías! Es dónde expreso mis sentimientos mas íntimos...- confesó sentándose en el borde de su cama.

-Perdón, perdón...no me reiré. Te ayudaré a buscarlo- dijo levantando sus manos al aire y las agitaba.

-Además, puedes dejar de usarlo y me cuentas todo a mi, eso sería mejor-

-No tienes idea de las cosas que están escritas allí, no se si podría..- cerró los ojos esperando algún regaño.

La mano de Sesshomaru tocó su mejilla.

-¿Porqué te pones así? No te diré nada, ya hice lo que debía hacer. Te crié, te has vuelto una maravillosa mujer, no esperes que me comporte como un padre contigo- y tomó un lugar a su lado.

-Es que.. ¿no se te hace raro? No lo sé, a veces no se como debo comportarme contigo- se sinceró

-Solo quiero que seas tú misma, no habrán más regaños, ni castigos. ¿Estás incómoda con todo esto? ¿Quieres que..?- pero fue interrumpido por la voz aguda de la chica.

-No!- sonó desesperada y se avergonzó.

-Ejem..- tosió..- quiero decir, no me siento incómoda contigo, al contrario. Me gustas mucho Sesshomaru-

El pelilargo sonrió de costado, se veía relajado por la respuesta de Kagome y ella a eso lo percibió de una manera demasiado sensual. Fue la morena misma quien acortó la distancia y buscó sus labios. Era la primera vez que tomaba la iniciativa,  por supuesto que Sesshomaru se sorprendió pero la dejó seguir adelante..
El beso era necesitado, hasta con cierta desesperación, incluso se sentó en su regazo a horcajadas para profundizarlo, todo sin apartarse de él, en ningún momento.

-Nena..calma..Kag- él trataba de calmarla.

Pero ella volvía a besarlo una y otra vez sin escucharlo.

-No me tientes Kagome- amenazó tomándola del mentón.

-Quiero. Yo quiero, por favor-

-En el momento que seas mía, te tendré todo el día a mi merced- contestó, para pararse con ella aún prendida de su cuerpo.

Del desprecio al deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora