5º ¿Solo una cena?

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Antes de que diga algo, su mano se alza y me frena, pues sabe que voy a protestar: si bien no tengo problemas con el gran jefe, con su hijo sí que los tengo y, por lo que sé, actualmente él es el vice de la empresa Zanini, por lo que, inevitablemente, voy a tener que cruzármelo y no tengo ningún tipo de interés en eso. Lo he estado evitando por tres meses, no quiero romper esa racha...

-Sé lo que estás pensando, principessa, y no es que busque incomodarte, sin embargo, para ser un buen líder, tienes que aprender a separar las cosas. Los negocios no deben de ser manchados por rencores o sentimientos externos al mismo. Esto no es más que un trato comercial que, si sale bien como hasta ahora, nos traerá muchos beneficios. No podemos dejar que se nos escape.

-Lo entiendo...

-Sé que es algo fastidioso para ti, pero tienes que saber cómo hacer esto, porque cuando un día en el futuro estés sentada en ésta silla, habrá muchas veces en las que tendrás que tratar con personas o temas que no te harán sentir cómoda, mas que, para sacar la compañía adelante, tendrás sobreponerte y hacer lo que debas. Esto es una prueba, y tú vienes muy bien sorteándolas hasta ahora. Giorgio dice estás haciendo un trabajo excelente, solo sigue como hasta ahora y te irá bien. Quiero que te involucres más que solo los números, por eso quiero que ambos vengan.

-Está bien, papá, iré, no te preocupes. Solo que no puedo prometer que, si Francesco dice algo estúpido, no querré bajarle los dientes.

-Lo sé, no serás la única, lo único que pido es que, aún enojada, intentes mantener la calma, estaremos en público, en un restorán de categoría, y no me gustaría que nos pidieran que nos retiremos porque manches el mantel con su sangre.

Una sonrisa ladeada al decir eso nos hace reír tanto a mi jefe como a mí y mi padre estira su mano hacia mi persona, tomando la mía a través del escritorio.

-Andrea sabe cómo es su hijo, incluso se disculpó conmigo por él cuando te fuiste en la fiesta y quedamos solos, estoy seguro de que lo tendrá bien controlado, y sino, no creo que se moleste si golpeas a su hijo si lo tiene merecido. Sin embargo, debes saber que un buen líder no toma decisiones cuando está enojado.

-Eso espero y sé que tienes razón, sin embargo, eso no me ayuda mucho.

Él me sonríe comprensivo y continuamos charlando sobre el trato con los datos que sabemos hasta ahora, para luego retirarnos luego al área de contabilidad nuevamente al terminar. Pasamos las siguientes horas haciendo los presupuestos para el trato, uno que sea beneficioso, no obstante, que no sea ofensivo para los Zanini y, para cuando llega la hora de salida, mi padre me espera en la entrada para ir a casa a cambiarnos.

Mi madre parece que ya sabía de la cena porque me tiene un vestido listo para la noche y, para cuando la hora llega, ya estoy lista para irnos. Llegamos a "La Perla Rosa" puntuales y el maître nos hace pasar a un reservado, el cual ya está ocupado por tres hombres, que no son otros que el Sr. Zanini, el idiota de Francesco, y un tercero que, imagino, será quizás su contador.

-Buenas noches, parece que se nos adelantaron.

El patriarca sonríe mientras se pone de pie para saludar a mi padre.

-No te preocupes Alessandro, acabamos de llegar hace a penas cinco minutos. Querida, estás realmente hermosa, el azul cobalto queda increíble con el color de tu cabello.

-Se lo agradezco, Sr. Zanini, mi madre tiene un gusto exquisito para la moda.

-Sin duda alguna, Giada siempre le pide consejos a tu madre cuando de atuendos elegantes se trata.

-Y estoy segura de que mi madre se vuelve loca de contenta de poder aplicar sus conocimientos a alguien más.

Él me guiña el ojo con una sonrisa de lado asintiendo con gracia, para luego volverse hacia los otros dos hombres en la mesa al escuchar una aclaración de garganta proveniente de ellos. Obviamente, fue el infeliz de Francesco, quien nos observa con el ceño fruncido. ¿Y a éste qué le pasa?

La Heredera de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora