7º Cambios radicales...

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Lo siguiente que siento es el duro impacto del cemento contra el frente de mi cuerpo y el sonido de múltiples disparos junto con la acelerada fuerte del auto que vi pasar. Todo se volvió un caos en menos de un segundo: los gritos, las corridas, los movimientos acelerados y desesperados, la preocupación...

Y entonces los gemidos de dolor me hacen mirar hacia donde están mi padre y Andrea, quienes están manchados de sangre. ¡NO!

Rápidamente me acerco a ellos y reviso su estado: mi padre tiene un balazo en el pecho, la sangre mancha su camisa y veo dos más, ambos en el brazo que, imagino, utilizó de forma involuntaria para cubrirse.

Y el Sr. Zanini tiene uno en el hombro, y otro en su pierna... la cual está sangrando profusamente. Maldita sea, tengo que hacer algo. Ver que Francesco se acerca igual que yo, me hace olvidar mi odio por él momentáneamente, hay prioridades.

-Revisa los signos vitales de tu padre y por dónde entraron las balas, rápido.

Su ceño se frunce con cierta molestia, no obstante, lo hace y yo me concentro en mi padre, quien parece estar teniendo un colapso pulmonar por el balazo. Esto es un desastre, no tengo una aguja ahora para ayudarlo.

Busco mi teléfono, encontrándolo con la pantalla un tanto estrellada, aunque aún funcionando, y marco rápido a emergencias, quienes me atienden casi al instante.

-Operadora, ¿cuál es su emergencia?

-Disparos frente a "La Perla Rosa", necesito una ambulancia con urgencia, dos heridos de gravedad, uno con colapso pulmonar y dos disparos en el brazo...

Me vuelvo hacia el Sr. Zanini y lo reviso, encontrando dos trozos del saco de Francesco presionando las zonas de los balazos.

-Y el otro con un disparo en el hombro y otro en la pierna, el cual puede que haya cortado la femoral.

-Enseguida, ya estamos enviando las unidades, ¿el estado de los heridos?

-Respirando, aunque con dificultad.

Dejo el teléfono a un costado con el altavoz y le corto una tira a mi vestido para hacer un torniquete cuando veo la cantidad de sangre que sale de la pierna de Zanini padre. Uno de nuestros hombres se encarga de mi padre y yo hago a un lado a Francesco, metiendo la tela por debajo de su pierna, entre la dirección de su corazón y el balazo, ajustando lo suficiente para controlar el sangrado.

El hombro también sangra, por lo que le quito la corbata al morocho, enrollándola alrededor del hombro ajustando para que deje de sangrar.

-Srta., ¿sigue ahí?

-Sí, estaba controlando un sangrado.

-¿Los heridos siguen vivos?

-Sí, pero si se siguen tardando, no creo que duren mucho. ¡QUE SE MUEVAN!

-Lo lamento, están ya al caer.

Como dice, el estridente sonido de la sirena llega a mis oídos y, pronto todo el mundo se hace hacia los lados, dejándole paso a los paramédicos mientras controlo los signos vitales de ambos Capos.

-Srta., ¿usted es la que llamó?

-Sí, soy yo, ellos son los heridos.

-¿Estado?

-Uno con el pulmón perforado, que causó un colapso, los balazos del brazo atravesaron, ninguna se alojó en el hueso. El otro puede que tenga cortada la arteria femoral, recién hace uno o dos minutos le hice un torniquete, habrá que aflojarlo pronto. En el hombro, la bala sí se alojó en el hueso.

-Correcto.

Los cuatro paramédicos se ponen a trabajar mientras me hago hacia atrás y veo que Francesco me mira el brazo, lo que me hace también mirar a mí, encontrando sangre chorreando por éste, la cual no es de nadie más que mía. ¿Me alcanzó una bala y no lo noté?

La Heredera de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora