San Valentín estaba cerca y no había nada más asqueroso y pegajoso que la sola idea de San Valentín. Parejitas por todos lados, globos enormes, ridículos y contaminantes estorbando en el metro y las avenidas; flores, rosas en cada esquina; cines atiborrados; restaurantes hasta el tope... pero lo peor, lo peor, sin duda era el ambiente. Ese que adquiría, por ese día, el aroma de lo cursi, fuese lo que fuese a lo que lo cursi oliera. Era asfixiante, empalagoso, molesto. Tony odiaba las proximidades del 14 de febrero tanto como al día en sí. Sin embargo, ahí estaba, rodeado de osos-botargas, que llevaban enormes moños en sus cuellos o corazones en el pecho cual ositos cariñositos, y que regalaban rosas o globos a todos los asistentes al evento, que no eran pocos.
―¿Por qué mierdas estoy aquí?―refunfuñó Tony en voz baja, mientras él y sus padres subían a un pequeño templete que era el centro de aquella conmoción.
―Shh, no te quejes, párate derecho y sonríe―le dijo su padre entre dientes, al tiempo que fingía una sonrisa.
Algo le decía a Tony que su padre tampoco estaba disfrutando mucho de eso, pero no tenía opción, al igual que él. En realidad, sabía perfectamente porque estaba ahí. Su madre estaba organizando un baile de San Valentín con fines benéficos. Ese día iban a presentar el evento y a vender boletos para el mismo. La familia debía estar ahí, claro está. Y Tony tuvo que viajar de Massachusetts, donde cursaba sus estudios universitarios, a Nueva York, para complacer a su madre.
―Les agradezco su presencia...― María tomó la palabra después de unos breves aplausos, el resto de su discurso se diluyó en el aire; Tony no prestó atención. Tampoco era muy importante. Sabía de qué iba: un baile para tener un día romántico y a la vez ayudar a los niños huérfanos o los perritos callejeros, no estaba muy seguro. En fin, se disoció un tanto mientras miraba con desdén a la gente ahí apiñada y a los osos-botarga gigantes sobresaliendo de todos los demás.
Suspiró.
Sí, odiaba esas fechas. Le daban demasiado "cringe" y ni siquiera podía burlarse con gusto de la gente. Porque él mismo, alguna vez, dio cringe del fuerte. No había nada más horrible, en su opinión, que esas declaraciones de amor que solían hacerse en público. Chicos y chicas que escribían letreros y llevaban regalos o serenatas a sus "crushes" ante la mirada de todo el mundo.
Había sido más de una vez blanco de ellas. Lo más espantoso era sentir la mirada de la gente, esperando una respuesta favorable para el estúpido osado romántico. Presión asquerosa que parecía obligarte a decir "sí", porque el "no" implicaba humillar al otro, convertirse en el malvado que extirpó el dulce corazón del otro de su pecho, y lo pateó al bote de basura más cercano. Como sea, a menos que correspondieras sinceramente a los sentimientos del otro, terminabas sintiéndote como una mierda. Aun así, no sabía que había sido peor, si sentir dicha presión o ser el estúpido osado romántico a punto de ser humillado con el rechazo. Bien, para ser justos, Tony había sufrido más veces lo primero que lo segundo. De hecho, solo había sido rechazado una vez, pero le dolió tanto que desde ese día comenzó a desagradarle la fecha y el tiempo solo había recrudecido aquella sensación.
Pensando en aquella ocasión que lo había marcado para siempre, no se dio cuenta que su madre había dejado de hablar, hasta que los aplausos volvieron y un oso de esos que repartían corazones, le entregó un globo de corazón simbólicamente. No tuvo de otra que tomarlo, porque... bueno, presión maternal.
―Te ves tierno con eso―le dijo su padre cuando bajaron del templete.
―Cállate―le espetó Tony y Howard echó a reír.
―Todo salió precioso―dijo María animada y agregó tras darle un beso en la mejilla a su hijo―: Tony, cariño, gracias por venir.
―Si no lo hacía, me desheredabas―respondió éste tallándose la mejilla donde seguramente había quedado el lápiz labial de su madre.

ESTÁS LEYENDO
Stony series Vol. 6
FanficConjunto de one-shots Stony. 1. Un error permite que dos amantes se reencuentren después de toda una vida. 2. En un mundo de perros y gatos, una pareja entre ellos es un rareza.