Explotó un radiador, y nada hubiera pasado si Tony no hubiera olvidado recargar los extintores y los rociadores no tuvieran una falla; y eso no hubiera pasado si J.A.R.V.I.S le hubiera avisado; y eso hubiera pasado si no hubiera desconectado sus alertas, porque una en particular sobre "tener que recargar los extintores" y otra "sobre una falla en los rociadores" no lo hubieran molestado por tres semanas enteras.
En fin. El radiador explotó y no fue culpa de Tony. Si no de una sobrecarga en el sistema, que no hubiera pasado si Tony no estuviera trabajando en cuatro proyectos diferentes al mismo tiempo; lo cual no hubiera pasado, si no tuviera tantas ideas tan geniales; que no tendría, si no fuera un genio; y no eso no sería así, si sus padres no hubieran tenido tan buenos genes y no le hubieran dado educación de primera. Así que la culpa no era de Tony. ¿Ok?
Total. El radiador explotó y no le quedó de otra que llamar a los bomberos mientras una columna de humo negro se alzaba de su sótano al exterior de su casa. En tanto esperaba, se le ocurrió que podía echarle agua al asunto, así que fue a la cocina, lleno una olla y corrió a su sótano, para descubrir que su pequeña olla ya no servía de mucho, puesto que el fuego se había extendido rápidamente. ¿Por qué? Bueno, Tony tenía unos cuantos productos ahí que no debería tener y que, bueno, se incendiaban con rapidez.
Un poco conmocionado por la situación, se quedó petrificado en la entrada mientras todo ardía y afuera resonaban las sirenas de los bomberos. Estos entraron sin dudarlo. Uno de ellos, al ver que Tony no reaccionaba a las órdenes que le daban, lo tomó en brazos y sacó de ese pequeño infierno particular.
Tony regresó en sí cuando se encontró fuera de su casa y el aire fresco le dio en la cara.
―¿Se encuentra bien, Mr. Stark? ―le dijo el bombero que lo había rescatado.
―¿Eh? ―respondió él, aturdido.
El bombero procedió, entonces, a quitarse el casco y el embozo que cubría su boca. Y la luz se hizo. A pesar de las cenizas que manchaban su rostro, a pesar del sudor que empapaba su cabello, el bombero era súper mega ultra guapo, en palabras del miso Tony.
―¿Se encuentra bien, Mr. Stark? ―repitió el hombre, sus ojos tenía el color del cielo mismo y Tony sintió que le atravesaba un rayo... y se desmayó.
El bombero ultra guapo, para acortar, se le escapó esa vez. Pero no lo haría por mucho, Tony tenía un gato y esperó a que el travieso subiera a un árbol y no pudiera bajar. Cosa que no pasó, porque el gato no era tonto. Así que decidió que era buena idea subir él mismo al minino. Total, se dijo, si se cae, cae de pie. Sí, bueno, el gato se defendió. Le araño la cara y los brazos, pero logró treparlo al árbol. Los bomberos llegaron sin encender las sirenas, bajó un hombre con una escalera y el bombero ultra guapo detrás de él. Fue él quien subió por el michi que se aferró a su chaqueta con uñas y dientes. Ah, pobre bombero, se llevó un rasguño en la mejilla que, en opinión de Tony, lejos de arruinar su belleza, le dio un toque salvaje perfecto.
―Aquí tiene, Mr. Stark, cuide a su gatito ―le dijo el bombero salvaje.
―¡Claro que sí! ―respondió él, pero desde entonces su gato lo mira con desconfianza.
En fin, tampoco era culpa de Tony, ¿quién le manda al gato no obedecer sus instintos gatunos? Al menos, obtuvo algo más: Capitán Steven Rogers, era el nombre de su bombero salvaje-super mega ultra guapo.
Pero como aquello no era suficiente, llamó a su amigo, Bruce, y le pidió que le pidiera a un doctor de su universidad que trabajaba con insectos, que le prestara una colonia de avispas o abejas o algo parecido, para iniciar su colmena. Tras dar una maravillosa donación al departamento de Himenópteros de la universidad, Tony se hizo de una colmena pequeña de avispas. La colocó en la parte trasera de su cobertizo y llamó a los bomberos.
El capitán Steven Rogers llegó de nuevo a su auxilio y junto con su equipo retiró la colmena para relocalizarla.
―Las llevaremos a la universidad ―le dijo el capitán salvaje súper mega ultra guapo ―, ellos sabrán cual es el mejor lugar para ellas.
―Sí ―le dijo Tony con una sonrisa embelesada.
―No le picó ninguna, ¿verdad?
―No estoy seguro ―dijo Tony y se levantó la playera ―, me ve algo rojo por ahí.
―Creo que sentiría algo si lo hubieran picado ―le dijo el capitán ya saben qué.
―¿No quiere revisarme más exhaustivamente?
Tony bajó a tiempo su playera para notar un ligero sonrojo en las mejillas del capitán salvaje y etc.
―Creo que estará bien. Si siente alguna molestia, vaya al médico.
"Iría", pensó Tony, "si el médico fuera usted". En fin. Pasó y el resultado de eso fue que la Universidad volvió a tener su colmena para continuar con su estudio así que: Universidad win-win.
Era momento de que Tony también ganara. Decidió que lo mejor era iniciar otro incendio. Y qué mejor que un maravilloso corto circuito por... adivinen qué, sí, sobrecarga. ¡Catapúm! Se escuchó por todo el vecindario, seguido de las sirenas de los bomberos minutos después, cuando todos los vecinos los llamaron.
Tony aguardó entre el humo blanco un rato, hasta que su capitán llegó y se hizo el shockeado una vez más para que lo cargara en brazos cual princesa.
―Mr. Stark, es la cuarta vez que nos llama en dos semanas y la segunda por un incendio, creo que debería tener más cuidado y revisar sus instalaciones. ¿No ha rellenado sus extintores?
―Oh, capitán Rogers, es que soy un hombre ocupado y se me olvidan esos detalles. Además, no sé qué es lo que me hace falta para que esto no suceda, ¿no podría usted venir y darme una asesoría?
El capitán lo miró con el ceño fruncido, extrañado por la petición. Pero si le pedían ayuda, ¿él que podía hacer? Era su trabajo y le gustaba hacerlo.
―Claro que sí, Mr. Stark. ¿Cuándo...?
―¿Qué le parece mañana? Es sábado, ¿tiene el día libre? ¿Qué tal a las 4 pm? Podemos ir a comer, conozco un restaurante italiano que le va a encantar. Yo invito por todas las molestias de estas semanas.
―Ah, Mr. Stark, pensé que...
―¿Puede?
―Eh... sí, pero...
―¡Es una cita!
No aceptaría ni un balbuceo más. Punto final. Y así, Tony Stark comenzó a salir con un confundido capitán salvaje súper mega ultra guapo, Steven Rogers, quien se enteró dos meses después, que era novio del afamado, millonario, filántropo y playboy, Anthony Stark.
Pero esa es otra historia.
Espero que les haya gustado.
Perdonen la locura. Algún día seré más seria con un fic de esta temática.
¡Nos estamos leyendo!
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Stony series Vol. 6
Hayran KurguConjunto de one-shots Stony. 1. Un error permite que dos amantes se reencuentren después de toda una vida. 2. En un mundo de perros y gatos, una pareja entre ellos es un rareza.