Epílogo: El último Malentendido

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...

Casi un mes transcurrió normalmente para el circo Zaragoza... O, algo así...

Por motivos de seguridad el acto de trapecio quedó cancelado hasta nuevo aviso, pero gracias al gran talento de su más joven estrella, Kami el Caribu, quien reemplazaba a ambos felinos con un acto de danza sobre cuerdas un poco más enérgico que el de los mismos elefantes, los aplausos al final de cada espectáculo no tuvieron nada que envidiarle a sus anteriores presentaciones.

La hora de desarmar y guardar las carpas coloridas y sus pertenencias nuevamente había llegado, y los animales cirqueros sonreían al ver a su líder león ayudando, casi, tan enérgico como siempre... La sonrisa que a ratos veían en su rostro sin dudas era más débil, y su mirada mucho más tristona de lo que cualquiera de ellos recordara, pero, el que ya no se apartara de todos era un gran avance en la recuperación de su salud mental...

Sin contratiempos o retardos el viaje en tren comenzó, aunque no sería uno muy largo al principio, ya que sólo en una hora más volverían a detenerse en una parada cercana para recibir una carga de provisiones.

"¡Oye Al!" Marty, sobre el techo de un vagón llama a su amigo león a unos metros delante de él, extrañado y algo asustado al verlo caminando sobre el techo ya con el tren en movimiento, cosa que por supuesto el felino tenía prohibido hacer sin supervisión. "¿A dónde vas hermano?"

"Stefano me pidió algunas cosas prestadas, planea algo para sorprender a Dalina ésta noche jiji" explica el león, mostrando a medias una pesada bolsa de papel que cargaba entre sus brazos.

"Ow, ése tipo es un romántico" exclamó la cebra, algo enternecido con la idea. Aún así agita la cabeza, regresando al tema. "Pero creí que tú aún no tenías permitido caminar sobre el tren viejo..."

"Esa prohibición ha sido oficialmente revocada amigo mío, gracias a ésta cosa..." Diciendo ésto, Alex señala un collar metálico alrededor de su cuello semi cubierto por el pelo de su melena.

"Oh ¿Qué es eso hermano?" Cuestiona Marty acercándose para mirar, curioso.

"Mira jiji" sin mayor explicación Alex retrocede hasta el borde del vagón y extiende los brazos dejándose caer hacia atrás, dando un susto de muerte a su amigo, "¡A-ALE-...!"

Pero su micro ataque al corazón se detiene al ver un extraño campo de fuerza morado y traslúcido detener la caída de su hermano, dejándolo recargado de espaldas justo en el borde del techo, como una pared semi-invisible.

"¿Q-qué...?" Tartamudea el equino, parpadeando varias veces, aún queriendo comprender que sucedía.

"¿Genial no?" Exclama Alex por su parte totalmente despreocupado, regresando de un saltito alegre junto a Marty. "Aunque me siento algo encerrado jiji"

"D-dame un... minuto..." Musita la cebra a quién todavía le temblaban las patas producto del susto, actitud que hace sentir un poco culpable al león.

"Creo que me pasé con mi demostración jeje je, lo siento mucho viejo..." Se disculpa Alex, cargandolo por la cintura y ayudándole a bajar hacia el vagón de suministros sobre el que se encontraban, buscando un entorno más tranquilo para que su amigo pudiera calmarse.

"Estoy bien..." afirma Marty ya dentro de la estancia, suspirando profundo antes de preguntar, "¿Kowaslki, lo hizo para tí?"

"Emm... algo así..." Menciona Alex, estirando un poco tal peculiar collar. "Él dijo que era un invento en proceso, para hacer más seguro el traslado entre vagones para todos nosotros, yo solo soy el primero en probar su versión final... aunque en mi caso, no solo funciona en el techo..." El león entonces abre un poco la puerta principal del vagón para sacar una mano, mostrando a la cebra como la misma pared morada de antes aparecía, impidiéndole el paso.

Bizarro MalentendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora