Qué jornada tan espectacular. A pesar de mi falta de experiencia, mi llegada al lugar fue relativamente rápida. Mientras me encontraba en el escenario, una persona se aproximó con una propuesta inesperada: la oportunidad de viajar a otro país para cantar, incluso sin dominar el idioma, simplemente siguiendo las letras para atraer audiencias internacionales.
La peculiar apariencia de esta persona, con un ojo cubierto por un parche y un atuendo descuidado, me generó ciertas dudas, pero no rechacé su ofrecimiento. Al regresar a mi camerino, mi manager original me elogió por mi desempeño.
- Janet, estuviste excelente - exclamó mi manager - has vendido muchos discos, si continúas así, seguramente llegarás muy lejos.
Aunque mi manager mostraba un interés excesivo que a veces resultaba incómodo por sus insinuaciones, siempre era amable, consintiéndome con chocolates y salidas. Acepté con entusiasmo su invitación a un lujoso restaurante.
- ¿Sería factible que pudiera acompañar a mi hermana menor? - sugerí con una sutil sonrisa.
El manager masculló con desagrado y, al escuchar algunos murmullos, Janet percibió que preferían estar a solas. A pesar de esto, el manager finalmente aceptó la propuesta de la joven.
Nunca antes había visto a alguien más distante de una simple amistad, ya que ninguno de los hombres atractivos que había conocido hasta ahora me había interesado como pareja. Siempre se habían mantenido en el ámbito de la amistad, sin despertar ningún tipo de sentimientos en mí.
- Gracias, manager - expresó Janet con una sonrisa.
Mientras me quitaba la peluca azul y el maquillaje, el manager me observaba detenidamente, lo cual me hacía sentir un tanto incómoda.
En ese momento, un hombre irrumpió en la habitación de manera brusca.
Al recibir una propuesta para viajar a Canadá con la problemática Melodie, inicialmente me mostré reticente por respeto y admiración hacia ella, a pesar de su comportamiento previo. Sin embargo, al asegurar que no representaría una molestia y al incluir a mi familia en el viaje, accedí.
Aunque la presencia de Melodie me inquietaba, el hecho de poder ver a mi ídolo en acción me motivó a asumir el desafío. Aunque intuyo que el día será agotador, estaré dispuesta a tolerar cualquier adversidad con tal de disfrutar del espectáculo.
- Está bien, seré complaciente - refunfuñó Janet, dejando a ambos hombres satisfechos con su respuesta.
- Te lo aseguro, señorita Janet, que será un día increíble.
Fue en ese momento cuando nuestro reloj avanzó y con maestría, Janet se encontró en el avión desempeñando el papel de asistente más que el de una persona famosa. Se encargaba de las maletas de Janet, mientras Melodie chasqueaba los dedos y cantaba. Dado que era un vuelo de primera clase, no había mucha gente.
- (¿Me trajeron solo para cargar las maletas?) - pensaba Janet para sí misma.
Un pequeño llamado de Melodie captó su atención.
- Janet, ven un momento - comentó Melodie.
Tras dejar su maleta, Janet se acercó a ella con ojeras y una leve sonrisa en su rostro.
- ¿Qué ocurre, Melodie? - preguntó Janet.
- Tráeme comida, algo bajo en grasa para no engordar como tú - bromeó Melodie tocando suavemente el vientre de Janet.
Janet se ruborizó y en su mente se escuchó una voz diciéndole que había subido de peso. Melodie se reía, pero Janet, avergonzada, fue a buscarle la comida y se la entregó. Sin embargo, algo en las ojeras de Melodie llamó la atención de Janet, que se veía cansada y un tanto afectada por las prácticas, recordándole sus inicios en la industria.
- Janet, siéntate aquí - señaló Melodie golpeando el asiento a su lado.
- No, no, señorita Melodie, preferiría no hacerlo - manifestó Janet preocupada.
- Cállate y ponte aquí - ordenó Melodie de forma autoritaria.
Janet, siguiendo las indicaciones de su ídolo, tapó las ojeras de Melodie con un poco de maquillaje. Agradecida, Janet sonrió, pero fue nuevamente insultada por Melodie.
- Cállate, regordeta estúpida - replicó Melodie mirando a otro lado.
Janet rió levemente y se tocó la parte del cuerpo que Melodie había mencionado.
- Es verdad que tengo algo de peso extra, puedo verlo - admitió sonrojada.
Melodie sintió compasión y suspiró suavemente.
- No estás gorda, solo tienes un poco de grasa, además eres más hermosa que yo.
- N-no, tú eres la más hermosa, Melodie.
La respuesta de Melodie no se hizo esperar, elogiando todos los encantos de Janet como si fuese un hombre.
- Tu cuerpo sexy, tu personalidad, tu forma de pensar y actuar, te conozco más de lo que crees.
La chica se sonrojó levemente y agradeció con una extraña forma de expresarlo: "Gracias por decirme eso". Parecía tener una falta de autoestima.
El silencio reinaba en la conversación entre ambas mujeres cuando un comentario de Melodie captó la atención de Janet.
- No te dejes influenciar por lo que digan los demás, suelen opinar para elevar su propia autoestima. Debes ignorar sus comentarios y mantener tu dignidad - aconsejó Melodie con firmeza.
Janet no lograba comprender del todo las palabras de Melodie, quien observaba fijamente por la ventana del avión.
- Eres una persona muy bondadosa, Melodie. Tienes un gran corazón - expresó Janet con ternura.
Esas palabras evocaron en la mente de Melodie el recuerdo de alguien especial, alguien que la había apoyado en sus momentos más difíciles: su querida hermana María.
- Me haces recordar mucho a ella - murmuró Melodie con melancolía.
Intrigada, Janet preguntó: ¿A quién te refieres?
- A alguien a quien apreciaba mucho... Descansa en paz, hermana - concluyó Melodie en un tono nostálgico.
Después de llegar, ambas contemplaron el hotel. A diferencia de Janet, quien no estaba familiarizada, Melodie lo encontraba normal y, de hecho, ayudó a bajar las maletas, lo cual fue un gran avance considerando que hace unos meses eran enemigas totales, al menos así lo creía Melodie. Parece que su percepción de Janet ha cambiado un poco.
- Este lugar te va a encantar, tiene las mejores piscinas, la mejor comida y una sala de entrenamiento muy especial para nosotras - dijo Melodie.
Sin embargo, Janet se detuvo en una sala de práctica y, haciendo caso omiso de Melodie, se dirigió hacia allí, dejándola hablando sola.
- Esto es todo - dijo Melodie.
Al darse cuenta de que había estado hablando sola todo el tiempo, Melodie se enojó y se volvió para buscar a Janet. Después de caminar un poco, la encontró ensayando sus pasos de baile de espaldas. Melodie refunfuñó: "Parece que ha nacido otra estrella para mí", sonrió y decidió marcharse.