Capitulo 12: la cantante dor.

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Janet yacía en la cama con su rostro al descubierto, leyendo nuevamente la carta de renuncia de Melodie, lo que la llevó a fruncir el ceño con desprecio.

- Sólo quiero disculparme - decía Janet observando la carta - Sé que no hice nada malo, pero siento la necesidad de hacerlo. También debo disculparme por mi egoísmo al intentar comunicarme contigo.

La pequeña Bonnie interrumpió sus pensamientos al saltar sobre ella, causándole un fuerte golpe en el estómago. A pesar del dolor, Janet no pudo evitar reír ante la travesura de su hermana menor.

- ¡Eres pesada, hermanita! Quizás deba darte menos dulces para que no engordes - bromeó Janet, pero Bonnie pareció no prestar atención y continuó jalando su cabello, emitiendo quejas infantiles.

- Mantente alejada de mis dulces, por favor - insistía la revoltosa Bonnie.

Janet no pudo contener la risa, a pesar de la tensión que había experimentado en los últimos días debido a la situación con Melodie. Su jefe le había sugerido tomarse un tiempo para mejorar las cosas, y tal vez eso era lo que necesitaban.

- Bonnie, ¿Crees que soy una mala hermana? - susurré con curiosidad.

- Janet siempre será Janet, y cuando ella crea que no es Janet le haré recordar que Janet es Janet y siempre será mi preciada Janet.

La pequeña me miró y me abrazó, asegurando que, sin importar lo ocurrido, Janet siempre sería amada. Sus palabras reconfortaron a Janet, aunque sabía que podían ser un poco exageradas.

- Papá aún no ha regresado del trabajo. ¿Qué te apetece comer hoy? - pregunté con una sonrisa.

- ¡Pastel! ¡Por favor, hermana, pastel! - exclamó Bonnie emocionada, provocando un pequeño alboroto en la cama. Yo la reprendí suavemente por saltar en la cama, tomando su mano con firmeza.

- Pero querida hermana, es sumamente entretenido. Por favor, no seas mala - se quejó de nuevo la tierna niña, con un gesto de ternura acompañado de sacar la lengua.

- Si dejas de saltar y me obedeces. te prometo una doble porción. ¿Qué me dices? - comenté con una leve sonrisa en mi rostro.

Mi hermana hizo un ademán de cerrar la boca y, con suavidad, saltó para acoplarse a mi espalda y, entre risas, emprendimos juntas el camino.

- Como en los tiempos pasados, querida hermana, como en los tiempos pasados - mientras recorríamos la sala, los noticieros comenzaron a emitir una vieja melodía de Melodía en la televisión, la misma que sonaba en el fatídico día en que perdí todo. Mientras cargaba a mi hermanita bajo una lluvia torrencial, un sentimiento de déjà vu invadió mi ser. Ignorando ese hecho, comenté: "Has crecido mucho, Bonnie" en un susurro apenas perceptible para mi interlocutora. Y luego, dirigiéndome a mí misma, añadí en voz baja: "...Y tú también, Janet".

- ¿Qué dijiste, hermana? - inquirió la pequeña.

- Simplemente sugerí que quizás deberíamos salir un día con papá. Hace meses que no lo hacemos - respondí con una leve sonrisa al cerrar la puerta de casa.

Al caminar, decidí bajar a Bonnie y regresar para tirar a la basura la carta de renuncia de Melodía. Acto seguido, cogí la mano de mi hermana y continuamos juntas, entrelazadas.

A veces cometemos errores indirectamente, pero si mantenemos un recordatorio constante de ellos, solo lograremos avivar el sufrimiento. A veces es necesario dejar atrás el pasado y enfocarse en disfrutar la vida, ya que solo tenemos una. Esa es la lección que nos dejó Janet, la estrella de la canción.

Del odio al amor Janet x Melodie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora