Capitulo 5: cantante hipócrita

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Hablemos brevemente de las circunstancias. Como bien sabrás, estás aquí para grabar un álbum en colaboración con Janet. La intención inicial no era que fueras la estrella principal, Melodie - comentó el representante de la joven.

Melodie se quedó atónita ante estas palabras y, visiblemente nerviosa, respondió: "No entiendo a qué te refieres".

El representante, como era de esperar, demostró ser un individuo perspicaz.

– Piénsalo, Melodie. Si permitimos que ella sea la principal atracción, tu popularidad se disparará y es muy probable que ganes nuevos seguidores en el extranjero. Es una situación beneficiosa para ambas partes.

Melodie, casi sin palabras, inhaló profundamente mientras en su interior su yo narcisista le decía: "No permitiré que ella se erija como la estrella, Melodie. Tú eres superior a esa insulsa".

– No permitiré que lleves a cabo ese plan, representante. ¿Acaso pretendes aprovecharte de mi trabajo pasado? - replicó con determinación.

– Veo que eres una persona inteligente y bella. Utilizaremos a tus seguidores para dar a conocer a la nueva artista. Así que, por favor, colabora, Melodie. Te aseguro que valdrá la pena - aseguró el representante antes de retirarse.

Melodie, con la mirada perdida en el vacío, murmuró para sí misma: "No permitiré que se aproveche de mi esfuerzo. Ella debe esforzarse y alcanzar sus propios logros, no aprovecharse de los de otros".

Mientras tanto, Janet se encontraba bajo la ducha, preparándose para su actuación. De repente, en medio del baño y mientras se enjuagaba el cabello con un champú de calidad, exclamó: "Este champú huele de maravilla".

Sus pensamientos se desviaron hacia su familia.

– Stu, Bonnie... Les prometo que ofreceré un espectáculo grandioso y luego podremos disfrutar juntos de unas vacaciones en este país hermoso. Hoy brillaré, se los aseguro.

En un descuido, Janet dejó caer el jabón y derramó el champú en el suelo del baño.

– Oh, tendré que limpiar este pequeño desastre que he causado - rió Janet inocentemente.

Sin percatarse de que un resentimiento crecía dentro de ella como si fuera un demonio, Melodie enfrentaba la situación con su manager que prometía complicarse aún más. El reloj marcaba 24 horas restantes antes de la inminente desgracia.

Después de una noche en la misma habitación, tanto Janet como Melodie descansaban. Janet notaba cierta incomodidad en la actitud de su compañera, quien permanecía despierta y en silencio. Un comentario de Melodie provocó una reflexión en Janet.

- ¿No te parecen exquisitas las noches, Janet?

- Para mí, las noches son momentos de introspección y autoconocimiento. Es el tiempo en que reflexionamos acerca de quiénes somos en realidad, o al menos así lo percibo.

- En el pasado tuve una amiga muy querida, no sé por qué te cuento esto, pero siento que te pareces mucho a ella.

Las palabras de Melodie tomaron por sorpresa a Janet, quien no pudo evitar responder con un sentimiento profundo.

- Eres mi ídolo, estoy aquí para emularte... Admiro tu voz, tu estilo de baile, tu sonrisa, cada aspecto de ti. Quiero alcanzar la grandeza que tú representas en este mundo.

Melodie guardó silencio ante estas palabras, observando las manos que eran reflejo de las de Janet. Llegó a la conclusión de que era mejor dejar las cosas así.

Pero ¿De verdad lo harás?

El egoísmo nos impulsa a cometer errores de gran magnitud, equivocaciones que preferiríamos no desencadenar a través de ese sentimiento. En ocasiones, nuestras emociones tan intensas nos llevan a expresar tonterías sin considerar las consecuencias a largo plazo.

Así es como Melodie experimentó el "egoísmo" al día siguiente, cuando las repercusiones estaban a la vista. El ambiente, la gente, y tras su actuación llena de felicidad, tomó el micrófono para improvisar.

– Siempre he anhelado esto, toda la felicidad que poseo se la debo a ustedes. Les agradezco sinceramente. Pero no puedo ocultar lo que verdaderamente siento - Entre risas, un monitor encendió la cámara que grababa a Janet, cuyas palabras cargadas de odio resonaron en el lugar.

Ella se quejaba amargamente de la joven, criticando sus prácticas deficientes, sus monótonas coreografías, e incluso su canto repulsivo. La audiencia se quedó en silencio, sorprendida por ese comportamiento tan desagradable e inesperado. En medio de la situación, Janet le espetó: "No vales para esto, mejor lárgate". Mientras Melodie se reía y se mofaba, la gente la observaba caer al suelo entre lágrimas, después de que su ídola la despreciara por lo que más amaba.

La reacción fue inmediata: muchos espectadores, consternados por la actitud repulsiva y despreciable, arrojaron los objetos que tenían a la mano hacia ella, pues creían que se trataba de una persona decente, no simplemente de alguien con un ego desmesurado.

La situación empeoró cuando regresó con su manager y fue despedida para no dañar la reputación del equipo. Entre lágrimas y decepción, le dijeron: "Por más que sientas, el público no te amará, aman la imagen que proyectas, no quien realmente eres".

Los guardias de seguridad, airados, tomaron a la joven y la arrojaron a las calles mientras ella proclamaba con orgullo: "¡Soy mejor que todos ustedes, malditos managers!".

Todo se fue al suelo de un día para el otro

Todo se fue al suelo de un día para el otro

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Del odio al amor Janet x Melodie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora