Alastor queda encantado con el nuevo estudiante que acaba de ser presentado en su clase, Lucifer.
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Lucifer se encontraban en el departamento de Alastor, ambos estaban acostados en la cama, relajados y ya listos para dormir, o al menos uno de los dos lo estaba, pero no Lucifer quien ese día tenía planeado ir más allá en su relación, pues llevaban ya cuatro meses saliendo y nada había sucedido entre ellos en cuanto a tener intimidad o al menos ir más allá de los besos y caricias.
El pequeño rubio había tratado de darle señales a su novio, pero este parecía no captar las indirectas o simplemente las ignoraba. Pues había intentado de todo, desde frotarse sobre su entrepierna en medio de los besos, o hacer que lo acariciara e incluso hasta cambiarse frente a él, pero nunca obtenía nada más, solo besos y palabras bonitas, y no esque se queje, ama mucho esa faceta de su novio donde lo trata con mucho respeto y devoción.
No obstante a veces necesita que lo trate con más rudeza o siquiera se atreva a dejar el respeto aún lado y que lo haga suyo de una vez por todas. Es algo que siempre ha deseado pero a pesar de todo no es algo que exprese abiertamente, no tiene el valor para pedírselo de frente, ¿Qué pasa si Alastor no quiere lo mismo? sería tan vergonzoso ser rechazado.
— ¿No tienes sueño, Luci?
La voz adormilada de su novio lo sacó de sus indecentes pensamientos, pero quién puede culparlo de pensar en eso cuando tiene un novio tan guapo y sexy como Alastor.
— No, no tengo sueño. — Contestó mientras se acercaba más al cuerpo de Alastor, hasta tener una de sus piernas sobre él. — ¿Y si nos besamos?
Escuchó una leve risa de Alastor.
— Lo que mi angelito quiera, ven aquí. — Esa fue la luz verde que necesitaba para lanzarse a los brazos de su novio, hasta tener su cuerpo completo encima de él, con sus piernas a cada lado de sus caderas.
Se inclinó hasta unir sus labios en un beso lento, cerró sus ojos y se ocupó de disfrutar de los labios de su pareja, sintió los dedos de Alastor en su barbilla en una invitación para que abriera su boca, y lo hizo, sintió la traviesa lengua contraria invadir su cavidad hasta unirse con la propia iniciando una pequeña batalla en busca del control, Lucifer terminó perdiendo, sediendo ante la experta lengua del contrario.
Los sonidos húmedos por aquel beso era lo único que se podía escuchar, acompañados de los pequeños gemidos que Lucifer soltaba de vez en cuando. Poco a poco la intensidad fue aumentando, el beso se volvió más frenético y pronto Lucifer comenzó a frotarse suave y sutilmente sobre la entrepierna de su novio.
Se sentía caliente, podía sentir sus mejillas tibias, necesitaba sentir más.
El primero en separarse del beso fue Alastor, dejó pequeños besos en su mejilla y sostuvo su cadera para detener sus movimientos.
— Luci, creo que es suficiente. — Dijo tratando de quitarlo de sobre su cuerpo. Aunque no pudo porque Lucifer se aferró a sus hombros, negándose a bajarse.
