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Había quedado embobado con la singular belleza de ese pequeño chico, tanto que apenas logró volver en sí cuando este se sentó a su lado

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Había quedado embobado con la singular belleza de ese pequeño chico, tanto que apenas logró volver en sí cuando este se sentó a su lado. Trató de disimular sus nervios ocupando sus manos con los bolígrafos sobre su mesa, rezando para que el chico no se haya dado cuenta de cómo lo había estado viendo.

Fingió estar desinteresado con su presencia, volteando la vista a la pizarra, donde su profesora seguía explicando. La respiración se le cortó cuando escuchó esa voz hablándole directamente.

— Hola, es un gusto. — Dijo el bajito a modo de saludo, mientras se acomodaba en su asiento.

— Ah sí, Hola. Me llamo Alastor, bienvenido. — Respondió tratando de esconder su nerviosismo, el corazón le latía demasiado rápido, temió por un paro cardíaco.

— Sí, vaya bienvenida que me has dado ese rato. Pensé que no te volvería a ver. — Lucifer frunció el ceño, tratando de verse intimidante, sin embargo Alastor lo encontró aún más lindo.

— Tan lindo —. murmuró el alto, tan bajo que dudaba que el pequeño chico lo haya escuchado. —Digo, perdón no me di cuenta, necesitaba llegar a tiempo a la clase. Lo siento —. Dijo con una sonrisa sincera, esperando que el chico tomara sus disculpas.

— Está bien, no te preocupes. — Rió levemente tratando de aligerar el ambiente.

Apartir de ahí ninguno de los dos continuó la plática, ambos se dedicaron a prestar atención a lo que quedaba de la clase. Claro que Alastor no podía contener sus impulsos y por ratos se encontraba así mismo mirando de reojo a su compañero.

Cuando la hora del almuerzo llegó todos se apresuraron a guardas sus cosas, por supuesto Alastor era uno de estos, moría de hambre, eso le pasaba por no desayunar en su departamento.

Observó como Lucifer lucia algo afligido, probablemente por no tener amigos con quienes compartir el almuerzo. Estaba por atreverse a invitarlo a que viniera con él cuando se vio interrumpido justo antes de que algún sonido saliera de su boca.

— Al apúrate, estoy que me muero de hambre. — Se quejó Niffty, quien estaba ya parada junto a Husker esperando por él. — Oh, ¿Lucifer, no es cierto?, no te gustaría unirte a nosotros hoy.

Los tres voltearon a ver al rubio, quién se había quedado pasmado en su lugar, procesando la invitación de la chica pelirroja.

— Por supuesto que sí, me encantaría. — Casi chilló de alegría, sonriendo en grande.

— Bien, entonces ven. Yo me llamo Niffty, él es Husker y este es Alastor, aunque ya lo has de saber.

Niffty tomó la mano del bajito, arrastrándolo hacia la puerta del aula. La podía ver casi dando pequeños saltos al rededor de Lucifer. Cuando sólo quedaban él y Husker, este pasó uno de sus brazos al rededor de su hombro.

— Es lindo, ¿no? — Se burló — Vimos como no le quitabas la mirada desde que llegó.

— Por supuesto que no, de qué hablas. Yo no lo estaba viendo, sí admito que es lindo, quizás demasiado, es como un ángel. — Sin darse cuenta soltó información de más. — Lo que quiero decir es que es lindo. — Se aclaró la garganta, disimulando.

— Así que lindo como un ángel. — Dijo con una sonrisa burlona. — Aww te gustó

— Claro que no, deja de decir idioteces. — Se soltó de su agarre para luego caminar a la salida.

— Ay el amor. Está en el aire. — Dijo mientras seguía a su amigo.

(...)

La cafetería estaba llena ese día, apenas habían encontrado una banca en la cual pudieran sentarse. Niffty y Husker se habían ofrecido voluntariamente para ir a conseguir el almuerzo de los cuatro, dejándolos a él y a Lucifer solos en la banca. Después de lo que había hablado con Husk, no le sorprendería si eso fuera algún tipo de plan para que pasara más tiempo con el rubio.


— Gracias por haberme invitado a estar con ustedes, estaba un poco preocupado de no poder hacer amigos el primer día.

— No tienes nada que agradecer, pareces un buen chico, podríamos llegar a ser buenos amigos.

Bien, le parecía sumamente bello, le atraía sí, pero apenas y lo conocía de hace unas horas, lo prudente sería tratar de entablar una amistad. Al menos para poder conocerse mejor.

— Pareces ser muy popular, mientras veníamos observé como se te quedaban viendo todos. — Soltó Lucifer con curiosidad en su tono.

— Algo así, no sé porqué les interesa tanto lo que haga o deje de hacer. Debo decir que es agradable tener toda esta atención y al mismo tiempo no lo es. Siempre quieren saber lo que pasa en mi vida. — Dijo con fastidio.

Wow, sí que te aman, no me sorprende eres un tipo muy atractivo. Es normal que las chicas busquen una oportunidad contigo.

— Espera, ¿Crees que soy atractivo? — preguntó haciendo qué las mejillas de Lucifer se sonrojaran aún más.

— Yo... yo

— Volvimos chicos. — Gritó Niffty mientras les entregaba las bandejas de comida a cada uno. — ¿ Ya se están conociendo más?

— Sí, claro. — Contestó está vez alastor.


Mi bello ángel (RadioApple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora