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Después de compartir varios besos más en el estacionamiento, el auto de Alastor partió hacia la casa de Lucifer

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Después de compartir varios besos más en el estacionamiento, el auto de Alastor partió hacia la casa de Lucifer. Ambos se encontraban muy emocionados, Lucifer estaba muy nervioso aún no sé creía que eso estuviera pasando, sentía que todo era irreal. Habia pensado que Alastor no tenia sentimientos por él y su temor a perder y arruinar su amistad había generado inseguridad y confusión en el castaño.

Pero ahora ya todo se habia resuelto y estaba muy feliz por eso, claro que aún no eran novios pero se habían confesado sus sentimientos mutuamente, es cuestión de tiempo para que su relación se convierta en algo más serio. Su corazón se aceleraba de solo imaginarlo.

— Angelito, ¿Te gustaría salir conmigo mañana por la tarde?, estaba pensando en ir al cine o por un helado o a un restaurante. — La voz de Alastor lo sacó de sus pensamientos, lo volteó a ver y se dio cuenta como este jugaba con sus dedos nerviosamente sobre el volante del auto. — Tú solo dime a donde quieres ir y yo te llevo, por supuesto si te apetece salir. Solo pensé que estaría bien para conocernos mejor y...

— ¿Angelito?, me gusta. — Lo interrumpió con una sonrisa juguetona. — Y por supuesto que me encantaría salir contigo, nada me haría más feliz.

Alastor le regresó la sonrisa.

— En ese caso, mañana serás solo para mí, angelito. — Afirmó con entusiasmo y le guiñó un ojo. Lucifer sintió sus mejillas calientes y apartó la mirada en un intento de disimular lo mucho que le afectaban los gestos del más alto.

Se aclaró la garganta antes hablar.

— ¿Te quedarás a cenar hoy?, mis padres me han insistido en que te vuelva a invitar. Parece que les agradaste bastante.

— Por desgracia esta vez no podré, sabes que tenemos tareas que hacer y quiero avanzar si mañana saldremos toda la tarde. Así que no podré, Luci, discúlpame.

Alastor acarició una de sus manos en señal de disculpa. Lucifer sonrió aún más por el gesto.

— Entiendo, Al. No te preocupes.

Se detuvieron frente a su casa, ambos bajaron y se encontraron en la acera. La respiración de Lucifer se agitó cuando Alastor lo cogió de la cintura para acercarlo a su cuerpo. 

— Hoy fue un gran día, el mejor debo decir. — Dijo Alastor con alegría.

— Opino lo mismo, no esperaba que esto sucediera así. Pero me gusta.

— A mí me gustas tú, angelito.

— Ugh como puedes decir cosas así. Es vergonzoso. — Recriminó con fingida molestia, pues en realidad las palabras de Alastor lo volvían una masa de nervios.

Alastor soltó una carcajada.

— ¿No te gustan?

— No es eso, yo... ah no. — Tartamudeó nerviosamente — Sí me gustan, solo que es algo nuevo, aún no me acostumbro.

Mi bello ángel (RadioApple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora