Capítulo 14

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HELENA!

—¿¡Qué hicieron qué!? —gritó Agustina.

—Nos besamos —repetí.

Su cara era indescifrable.

—Se besaron —asintió sin poder creerlo—. Se besaron —volvió a repetír esta vez con una expresión de horror en su rostro—. ¡Se besaron! —su expresión volvió a cambiar drásticamente y sonrió—. ¡Por fín! Y... ¿Te gustó?

Mordí mi labio inferior nerviosa y asentí con la cabeza.

Chilló de emoción abrazando su mochila.

—¿Y luego? —preguntó expectante.

—Yo... salí corriendo.

Su ceño se frunció.

—¿Sos boluda? —asenti—. ¡Helena, te beso!

—¡Ya sé! —froté mi sien con frustración—. No sé lo que me pasa, no sé que hacer con Ivan.

Sin decir nada más me arrastró con ella hacia la salida.

—¿Qué haces? —mi pregunta obtuvo respuesta cuando me di cuenta que nos dirigíamos a donde estaban Ivan y Rodrigo—. ¡No, para!

—¿Qué? No me digas que ahora no piensas hablarle —levantó una de sus cejas y negué—. Los problemas se solucionan hablando —me tomó de la muñeca y volvió a caminar—. O besándose, ámbas son válidas.

—¡Tina! No voy a hacer eso otra vez.

—Le quitas lo divertido a la vida —rodó los ojos aburrida—. Entonces habla con él.

—No puedo hacerlo.

—Sí podés, confía —me guiñó un ojo—. Hola.

Evité mirar a Ivan luego de saludar a Rodrigo.

—Rodri, amor, necesito hablar de algo. —fruncí el ceño. No puede dejarme en esta situación.

Claro que me va a dejar.

La ví sonreír antes de irse, quedandome a solas con el pelinegro.

—Hola —saludó.

Lo miré por unos segundos, sus ojos estaban más achinados de lo normal y llevaba una gorra sobre su cabeza que lo hacía lucir absurdamente bien.

—No puedo hacer esto —pensé en voz alta.

—¿Hacer qué?

—Perdón —suspiré—. No sé que me pasa.

Llevó su mano hasta la mía y entrelazó nuestros dedos.

Me sonrojé por el contacto tan repentíno.

—No tenés que decir nada.

—Pero-

—Shh —me calló.

Comenzó a caminar llevandome con él.

Dejé que me guíara sin protestar.

[...]

Luego de un rato llegamos al mismo lugar en donde él había encontrado a Micha.

Soltó mi mano y se sentó en el suelo.

Me senté con él en el césped sintiendo la brisa fría erizar mi piel.

Miré el lugar a mi alrededor tratando de distraerme para no pensar en el pelinegro que tenía al lado.

Inevitablemente a mi mente llegaron los recuerdos de el día en que nos besamos.

Una pequeña parte de mí está arrepentida de haber hecho eso, mientras que la otra desea que se vuelva a repetír.

Cherry lips ; spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora