Capítulo 17

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HELENA!

Caminé de un lado a otro tratando de calmar mis nervios.

—¿Por qué no te sientas, querida?

Miré a Marie confundida, pensé que después de lo que había pasado me trataría diferente.

Me equivoqué.

—Lo siento —susurré.

Su cálida sonrisa me tranquilizó—. No te preocupes.

—Ivan y yo... —traté de explicarme pero las palabras no me salían.

—Confío en mi hijo. Su relación son esa niña no era sana, yo más que nadie estoy feliz de que por fin terminara. 

—Él nunca estuvo con ella porque quiso ¿Por qué permitió eso si no le agradaba? —me atreví a preguntar.

—La familia de Sofía nos ayudó muchisimo cuando llegamos aquí, estabamos en deuda con ellos y aceptamos cumplir con lo que pedía su hija. 

—Discúlpeme, pero que estuvieran en deuda con ellos nos significa que Ivan tuviera que salir con ella. 

—Ya lo sé, pero ellos tienen mucho poder, más que nosotros. Y mi esposo tenía miedo de que pudieran usar ese poder para hacernos daño.

Asentí tratando de entender.

Una pequeña bola de pelos bajó las escaleras y se acercó hasta saltar en mi regazo.

—¡Gidget! —abracé a la perrita.

—Le caes muy bien, no se relaciona con todo el mundo —confesó Marie.

—Me siento muy afortunada —sonreí acariciando su suave pelaje.


[...]

—Hola —saludé entrando en su habitación—. ¿Está todo bien?

Llevó sus manos a mi cintura y sonrió.

—Todo bien.

Bajé la vista cuando sentí algo en mis pies.

Me agaché para tomar a la gatita en mis brazos.

—Hola —sonreí con ternura y miré a Ivan—. ¿Entonces... ya puedo ser su madre?

—Aún no —bufé.

—¿Por qué no? —pregunté dejandola en el piso nuevamente—. ¿Tenes miedo de que me ame más a mi que a vos?

—Quisieras —solté una risita—. ¿Tenés hambre?

Luego de todo lo que pasó por supuesto que tengo hambre.

—Sí —busqué su celular—. Pedí algo rico.

—¿Qué es algo rico? —preguntó apretando el buscador.

—Mhm... —lo pensé por unos segundos—. ¿Pizza? —asintió conforme—. Sin ananá —advertí.

—¿Cómo no te va a gustar la pizza con ananá? Es una puta locura —lo miré ofendida.

—Ya decía yo que no podías ser perfecto.

—Vos no sabes nada piba —negó—. Aguante la pizza con ananá.

—Es un asco —rodé los ojos—. Si pedís esa mierda me voy —amenacé.

—Bueno —aceptó a regañadientes.

Me dejé caer sobre la silla gamer y comencé a dar vueltas en ella observando su habitación.

Cherry lips ; spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora