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Kazuha se despertó alterado, los ojos bien abiertos tratando de acostumbrarse al brillo del sol resplandeciente que se colaba entre las hojas del árbol donde había estado descansando, con la respiración agitada y las gotas de sudor transparente ca...

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Kazuha se despertó alterado, los ojos bien abiertos tratando de acostumbrarse al brillo del sol resplandeciente que se colaba entre las hojas del árbol donde había estado descansando, con la respiración agitada y las gotas de sudor transparente cayendo por su frente. Giró la cabeza buscando con la mirada a Scaramouche pero al no encontrarlo al lado suyo frunció el ceño, una máscara en la que ocultaba por debajo la preocupación que sentía al no tener al índigo a su lado y por el miedo reciente que se había instalado en su pecho desde aquel sueño, mejor dicho pesadilla.

Sus ojos escanearon el lugar dándose cuenta que ahora no estaba en ningún sueño, estaba en la isla Amakane pero ya se había hecho de día y el sol se colaba entre las nubes blancas. Se levantó con un bostezo y se estiro preparado para empezar a buscar al ex-heraldo por hasta debajo de las piedras. Su caminata de minutos se tornó en una de horas ya que no lograba visualizar por ninguna parte al índigo, había preguntado a todos tanto sus amigos como a los vendedores si lo habían visto pero nadie sabía del paradero de Scaramouche.

Su expresión poco a poco se tornó en una más de preocupación y miedo ya que temía que por sus acciones pasadas aquella pesadilla que lo consumió se volviera realidad. Con el tiempo su caminó lo llevó de vuelta al acantilado de la pequeña isla, el mismo acantilado donde había tenido el valor por primera vez de besar al ex-heraldo. Y ahí estaba, sentado con las piernas colgando desde la altura y con la mirada perdida en el mar abierto. Con sigilo se acercó a Scaramouche, depositando su mano sobre el hombro ajeno y hablando con un tono suave que mostraba su alivio de haberlo encontrado sano y salvo.

— Scara... Dios me tenías súper preocupado...- —Su tranquilidad se tornó en sorpresa cuando el índigo le proporcionó un manotazo en su mano que seguía en el hombro del contrario, haciendo que por inercia el albino diera un paso hacia atrás con una expresión indescriptible en el rostro.

— No me toques maldita escoria. —Aquello hizo que su corazón se hundiera en su pecho, jamás en todo el tiempo que había llevado conociendo al ex-heraldo le había hablado con tanto desprecio y rencor en su voz. Noto como los movimientos de Scaramouche se volvían tensos mientras se levantaba para pararse quedando a la orilla, cara a cara con el albino.

— ¿Qué mierda pasa contigo Kaedehara? !¿Qué sucede contigo?! —Gritó exaltado el de cabellos índigos, su mirada mostraba muchas emociones mezcladas en un torbellino: ira, tristeza, decepción y muchas más.

— Yo... no comprendo... —Habló suavemente Kazuha, tratando de usar su voz más gentil para lograr apaciguar el carácter hirviendo del contrario. Pero al parecer su voz amable solo irritó aún más al ex-heraldo.

— Heizou me lo dijo todo. —Y entonces Kazuha se paralizó, Shikanoin... Heizou, le había contado todo, se suponía que ambos eran amigos y esto se sentía como un puñal clavado por la espalda, trato de hablar y explicar todo pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta.— Con qué Tomo ¿eh? Por eso querías que tuviera el cabello más largo, por eso querías que usara esa estúpida bufanda morada, por eso querías que fuera más malditamente expresivo... —La voz de Scaramouche se tornaba cada vez más dolida, la ira se iba apagando lentamente dejando ver que el dolor se apoderó de su corazón.

Mi flor morada.. ¡Kazuscara! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora