¡Extra! (Epílogo)

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¿Universo paralelo...?

— ¡Kuni! ¡Kuni! ¡Mira esto! —Gritó el pequeño de cabellos albinos, tomando la pequeña manita del índigo entre las suya y jalando para que se pegara lo más posible a él

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— ¡Kuni! ¡Kuni! ¡Mira esto! —Gritó el pequeño de cabellos albinos, tomando la pequeña manita del índigo entre las suya y jalando para que se pegara lo más posible a él. Su sonrisa no abandonaba sus labios y al contrario, con el tiempo se hacía cada vez más brillante, causando un pequeño sonrojo en Kunikuzushi.

— Ya vi, no grites... vas a hacer que la maestra nos regañe... —Gimió bajito Kunikuzushi pero sin rechazar el suave apretón que le daba la mano de Kazuha en la suya. Simplemente arrugó su pequeña naricita ante los gritos emocionados del mayor.

El aula de 5º básico estaba llena de emoción. Desde el inicio del año escolar, la profesora Nahida había prometido una sorpresa especial para la clase si mantenían un comportamiento ejemplar. Y así fue. Con una combinación de esfuerzo, respeto y trabajo en equipo, los niños lograron ganar el premio: un viaje en bus para visitar un acuario, un parque nacional y un museo histórico. El día esperado finalmente llegó, y la aventura comenzaba.

Los niños se reunieron temprano en la escuela, llenos de entusiasmo y con sus mochilas cargadas de meriendas, botellas de agua y, por supuesto, mucha curiosidad. El bus escolar, pintado de amarillo brillante y adornado con dibujos de animales y paisajes, estaba listo para partir. La profesora Nahida se aseguró de que todos estuvieran cómodamente sentados y revisó la lista de asistencia por última vez. Con una sonrisa, dio la señal al conductor, y el viaje comenzó.

Su primera parada; un acuario en el lado sur de Inazuma.

Después de un viaje de una hora, el bus llegó al acuario

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Después de un viaje de una hora, el bus llegó al acuario. Los niños bajaron rápidamente, ansiosos por descubrir el mundo submarino. El edificio del acuario era imponente, con enormes ventanales que permitían vislumbrar un océano de colores. Al entrar, fueron recibidos por un guía que los condujo a la primera sala, donde enormes tanques de cristal mostraban peces de todos los colores y formas.

Los niños quedaron maravillados ante un tanque gigante que contenía un tiburón de puntas negras. Sus ojos brillaban de emoción y un poco de temor, mientras el guía explicaba cómo estos majestuosos animales cazaban y se desplazaban en el océano. Más adelante, encontraron un tanque táctil donde podían tocar estrellas de mar y erizos. Las risas y exclamaciones de sorpresa llenaban el aire cuando los pequeños dedos exploraban las texturas de las criaturas marinas.

Mi flor morada.. ¡Kazuscara! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora