Capitulo 2. Recuerdos

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De cada cosa que nos pasa en la vida, nuestro cerebro suele recordar momentos que tal vez fueron muy memorables y los llamamos recuerdos.

Todas las personas sin excepción tienen recuerdos, ya sea de momentos felices o de momentos tristes,
existe el recuerdo de algún cumpleaños agradable, algún viaje o alguna increíble reunión familiar, incluso el recuerdo de conocer por primera vez a alguien que es muy importante en nuestras vidas.

¿Y qué pasa conmigo?

De hecho igual recuerdo muchas cosas, sin embargo, cada vez que repaso toda la información que mi cerebro ha guardado no existe un instante en el que yo me vea feliz, lo único que llego a encontrar en esas imágenes es miedo, culpa, tristeza y soledad, mucha soledad.

¿Cómo es esto posible?, apenas tengo 18 años.

Bueno, la respuesta es sencilla, estos son mis primeros recuerdos de personas y lugares:

El primero de ellos y tal vez el más antiguo es el día de mi bautizo, sí es extraño lo que digo, porque realmente estaba muy pequeña, a lo mucho tenía entre año y medio y dos años, pero ese es el primer recuerdo que tengo de mis padrinos, a los cuáles les he tenido mucho cariño desde niña, siempre me había puesto a pensar en cómo sería si ellos fueran mis padres, en mi mente de niña pequeña ellos eran las personas más felices y perfectas

Después está mi madre y mi tío, fue el día que ella tuvo que ir a enterrar a mi padre, yo tenía 3 años, recuerdo a dos personas hablando, ella tenía que ir a la capital para poder recoger a uno de sus hijos, un hijo 10 años mayor que yo, además de poder decir adiós a un señor enfermo postrado en cama, al cual nunca conocí.

Tal vez todo habría sido distinto si él no hubiera muerto.

Recuerdo a mi tío decir que debía quedarme, pues aún era muy pequeña para que mi madre me llevara sola, a pesar de que mamá dijo que me llevaría a conocerlo y despedirme él se negó, durante muchos años le reproché a él por no conocer a mi padre.

Como mamá se había ido durante algunos días yo quede al cuidado de mis tíos, sólo hay una imagen de esos días:

Estoy sentada en una pequeña mesa junto a mi prima de la misma edad que yo, era de mañana y mi tía nos ofrecía desayunar, sin embargo, no tenía apetito ni emitía sonido alguno, sólo miraba fijamente algún punto de la mesa, al lado mío de manera gentil escuchaba como decían -debes comer, tu mamá va a regresar, no tienes que estar triste- ese recuerdo es de mi tía es la primera imagen que tengo de ella en mi cabeza, su voz tranquila y gentil.

Cuando mi madre regresó tuvo que buscar un trabajo más estable, así que terminó trabajando de planta en una casa, su patrón era muy amable, ahora que lo pienso a pesar de que no era parte de mi familia, ni mucho menos, puede que haya sido el único hombre al que nunca le tuve miedo. En esa casa nos quedamos casi 3 años hasta que el señor murió, además, en esa casa no sé si fue la primera vez que lo ví pero es el primer recuerdo que tengo de esa persona 10 años más grande que yo; aquel día es uno de los más claros en mi memoria estoy sentada sobre la barra de la cocina y al lado un niño de 13 años recargado sobre el horno de microondas no me hablaba o me dirigí a una palabra simplemente me observó hasta que se fue.

Aquel día conocí a quien se convertiría en mi verdugo por los siguientes 6 años de mi vida.

Mis primeros recuerdos no son mágicos, ni memorables, pero es lo que puedo recordar de cada persona que es de cierta manera importante o más bien de los que puedo recordar cuando los conocí o cuando mi cerebro empezó a guardar información sobre ellos

Los recuerdos no siempre son hermosos, bellos y perfectos, muchas veces por eso son solo eso: recuerdos.

Aún no he muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora