capitulo 3. Primeros años

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De los 18 años que he vivido, he olvidado muchas cosas, en algún momento leí que el cerebro bloqueaba ciertos recuerdos para evitar hacernos daño, eso suena lógico, aunque también me aterra, si mi cerebro bloqueó tantos años de mi vida las cosas no debieron haber sido del todo buenas.

De lo poco que recuerdo es cuando tenía alrededor de 3 años, justo después de la muerte de mi papá mi madre tuvo que buscar un trabajo donde ganara más dinero y al mismo tiempo me pudieran aceptar, aceptarla a ella con una niña pequeña, recuerdo cómo la acompañaba siempre en busca de un empleo, aunque en ningún lugar la aceptaban por mi culpa, al final mi tío la recomendó con un señor para quedarnos a vivir en su casa, mientras mi madre realizaba las tareas de donde viviríamos.

Mi único lugar feliz antes de comenzar con el infierno , tal vez mi paraíso antes de que la vida me expulsara de él; aquella casa fue mi calma antes de la tormenta.

Era un espacio muy amplio, incluso diría que había una granja dentro de aquel lugar. La casa siempre estaba iluminada, había una sala con un gran televisor para poder ver dibujos animados, un comedor que solo se usaba cuando los hijos del dueño lo acompañaban a comer, dos recámaras de las cuales mi madre y yo vivíamos en la que estaba con el pequeño patio trasero , la cocina siempre estaba llena de comida, había cereal, leche, mucha fruta, recuerdo que en las mañanas el señor siempre preparaba licuado para ambos y por las noches solíamos cenar cereal con leche o quesadillas para después ver una película, en esa casa había dos comidas favoritas para mí aunque las preparaba mi madre únicamente las comí en ese lugar, esos dos platillos me recuerdan la felicidad y la inocencia.

Aparte de todo lo anterior estaba el patio principal, el cual era muy grande y espacioso, había muchas macetas con flores muy lindas y coloridas, en las paredes había varias jaulas con pájaros muy hermosos, recuerdos un cotorro de esos que podían hablar, varios canarios que trinaban a todas horas al día y un cardenal de un rojo muy vistoso, incluso un jilguero y un cenzontle los cuales tenían el canto más lindo de todos. Además, había alrededor de 10 perros o más, algunos eran llevados para competir en carreras y solían quedar en el tercer o segundo puesto, alguno de ellos fue el primero una vez y fue muy emocionante pues ganaban premios increíbles; cuando teníamos que bañarlos era lo más divertido del mundo para mí ya que siempre terminaba mojando mi ropa, en aquella casa incluso se encontraban algunas gallinas y ovejas. Realmente era como una granja.

Recuerdo que un día el señor me regaló un gatito gris, me gustaba mucho y siempre lo cuidaba, sin embargo, una tarde mientras jugábamos en el patio él se escapó, lloré mucho aquel día pero como todo niño lo llegué a olvidar en un par de semanas.

El día que tuve que abandonar mi lugar seguro fue tal vez uno de los más dolorosos, nadie corrió mi madre, sin embargo, sabía que no debía quedarse más, tras la muerte del señor tal vez unos meses después comenzó mi largo infierno.

Aquel señor fue tan importante para mi infancia, tal vez lo llegué a ver como un padre que no tuve, el día de su velorio canté una canción que él mismo me había enseñado, era una canción infantil sobre un pescadito, como siempre la cantábamos de cariño lo llamaba así "pescadito", recuerdo que cuando la empecé a cantar todos lloraban, el día del sepulcro tiré un puño de tierra en su tumba diciéndole el último adiós. Mi vida cambió tanto a partir de aquel día, cuando un señor que simplemente era jefe de mi madre fue mi refugio antes de la catástrofe.

Tal vez de todos los hombres que he conocido en mi vida, fue el único al que no le tuve miedo, sino todo lo contrario le tuve un cariño y aprecio tan grande como a ninguna otra persona.

Durante el tiempo que estuvimos en esa casa visitábamos al hijo de mi madre en el cuarto que rentaba, no recuerdo mucho de él en ese periodo de tiempo, lo que sí sé es que mi vida había terminado cuando ni siquiera había empezado a vivir.



Aún no he muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora