🤡 Payaso loco 🤡

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—Ah... lo que daría por un trago de una buena bebida —se lamento la anciana tosiendo segundos después antes de alejarse de la ventana.

Al haber aceptado le petición de la anciana P continuo su camino encontrando a la castaña sentada sobre la baranda de la escaleras moviendo sus piernas hacia adelante y hacia atrás lentamente en el aire esperando por él.

—Estamos en un apocalipsis de marionetas y zombies ¿y la anciana piensa en beber? —inquiere incrédula bajando al suelo de un salto posicionandose a su lado— ahora que lo pienso yo haría lo mismo… olvida lo que dije —resta importancia a su comentario.

A diferencia de otros sitios de la ciudad de Krat, la calle Rosa Isabelle se mantenía en buenas condiciones, con peligrosas marionetas rondando por ahí pero eso no quitaba los vestigios de lo que alguna vez fue su antigua gloria. Al cruzar la pasarela se adentraron en una casa la cual estaba un poco desordenada, dejo que el pelinegro se adelantará, miro a lo lejos a su amigo moverse de aquí para allá, reviso el bolsillo de su abrigo y una sonrisa se formó en sus labios al percibir un objeto dentro de este, de su abrigo saco un dulce, era un simple chocolate que había encontrando en una dulceria cercana, abrió la envoltura y pronto le dió un mordisco al chocolate disfrutando de su sabor, pocas veces podía darse pequeños gustos como éstos. El sonido de la envoltura captó la atención del títere quien la observo con ojos curiosos, dejando de lado su búsqueda regreso junto a Elizabeth quien se cruzó de brazos divertida.

—¿Quieres? —el joven asintió por lo que tomo un trozo del chocolate y estubo a punto de entregárselo cuando se detuvo— Esto no te matará ¿Cierto? No quiero que te dé un corto circuito por mi culpa.

Ahora percatandose de ello P nunca había intentando comer porque no lo necesitaba pero… tampoco le habían dicho que no podía hacerlo pero habían ciertas cosas que le llamaban la atención y comer era una de ellas, él queria saber que tenia de bueno la comida que los humanos no se resistian la tentación de consumirla tres veces al día.

»Entonces ¿si puedes comer? —Sin pensarlo mucho el muchacho asintió sin estar del todo seguro que tan cierto era eso— bueno, di “ah”

Obedeciendo a sus palabras hizo lo que Elizabeth le pidió y le dió el trozo de chocolate, el de ojos azules mastico el dulce siendo esto, lo primero que ha comido en toda su vida. La castaña observó atenta los movimientos de P esperando ver alguna reacción en su cuerpo.

—¿Y que tal? —pregunto verdaderamente interesada— ¿Sabe bien? —P afirmó.

El niño ni siquiera tenía papilas gustativas como para siquiera sentirle un sabor pero la sensación en su boca era extraña, pero le gustaba.

Se pregunto si los jabones del hotel se sentirían igual.

Unos pasos se escucharon acompañada de una risa escalofriante, pronto ambos vieron a una marioneta la cual al verlos corrió en su dirección riendo más fuerte teniendo por consecuencia que la castaña se abrazara al pelinegro pegando un grito asustando a su acompañante en el proceso haciéndose un lado los dos justo a tiempo y la marioneta atravesó la ventana que estaba detrás de ellos cayendo al vacío. Ambos se asomaron por la ventana y vieron al autómata convulsionar en el suelo antes de emitir un extraño pitido explotando poco despues sin dejar rastro alguno.

El Tic-tac de tu Corazón || Lies Of P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora