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El joven colocó la marioneta en el suelo y pronto Venigni soltó un jadeo y miro de arriba a abajo al niño seguido de observar a Pulcinella en el suelo.

No sabía quién de los dos se veía en peores condiciones, si el niño o la marioneta.

—La última vez que te vi te veias mejor.

“Solo barrieron el suelo conmigo” pudo responder pero el chico todavía no conocía el sarcasmo, lamentablemente.

—Aun así estoy seguro que podré reparar a Pulcinella —afirma seguro de si mismo mirando nuevamente al joven— también podría reparar tu brazo, espera no… de hecho diseñare uno nuevo para tí, tomalo como agradecimiento de tu buen amigo Venigni.

—Es lo mínimo que puede hacer por él, Mr. Venigni —habla Eugenie uniéndose a la conversación revisando al niño títere de arriba hacia abajo— Mire el estado en el que regreso, está que se desarma aquí mismo.

“El no se veía tan mal… ¿O si?“ Penso el joven mirando su cuerpo, solo estaba un poco sucio y puede que su brazo legionario estuviera ¡Oh! ¿Eso es fuego?

—¡Se está prendiendo en fuego!

Unos minutos más tarde estaba el pelinegro sentado en el suelo, su brazo habia sufrido un corto circuito teniendo como resultado el pequeño incendio, este mismo había sido retirado de su cuerpo, entre Venigni y Eugenie habían acordado hacer las reparaciones necesarias, Venigni se encargaria de su brazo legionario y Eugenie de su espada. Spring lo miraba desde su sitio con mirada juzgadora, el títere acercó su única mano al felino recibiendo un gruñido por parte de este y le mostrará las garras antes de salir corriendo lejos de su presencia.

El joven se preguntaba que había hecho mal en su anterior vida para ser castigado de esta manera, claro, si hubiera tenido una anterior vida.

—Deberias ir con Geppetto, amigo —le recordó Gemini.

De acuerdo con el grillo, el joven se levantó del suelo dejando a los otros dos trabajar mirando por última vez al felino y se prometió así mismo que intentaría demostrarle que era digno de su presencia más tarde y finalmente subió por las escaleras en dirección a la oficina de su padre, al llegar tocó la puerta escuchando un “adelante” desde el otro lado y procedió a entrar escuchando poco después un jadeo horrorizado de parte del hombre mayor tal cual como había reaccionado Venigni minutos antes.

—¿Que te ha sucedido? —inquirio acercándose a él— ¿Has perdido tu brazo? —el chico niega señalando hacia su espalda.

—El maestro Venigni se está encargando de reparar su brazo y la señorita Eugenie de su espada —informa Gemini y Geppetto suspira más tranquilo.

—Oh… así que era eso ¿Tuviste problemas con Fuoco? —pregunta regresando a su escritorio y el menor asiente siguiéndolo desde atrás— Ya veo… siéntate en tu silla, reparare los daños causados y modificare lo que sea necesario para evitar que esto vuelva suceder.

El Tic-tac de tu Corazón || Lies Of P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora