Lecciones de Amor

🍎 34 << La mejor decisión

                       | 👨🏻‍⚕️Christopher |

Dulce María fue tejiendo el amor dentro de mi pecho, al mismo tiempo que rompía la barrera que había creado alrededor de mi corazón. No me había enamorado de ninguna mujer que conociera antes de la pelirroja, porque entendia que no eran las personas adecuadas para mí. Sí, no creía mucho en esas ideas, pero ahora creo.

Dulce entró en mi vida para que sucedieran cosas diferentes. Ella es única y todo a mi alrededor también se volvió único desde que empezamos a involucrarnos. No sabía explicar por qué me afectaba tanto, solo sabía que las sensaciones diferentes ganaban mayores proporciones conforme nos acercábamos.

Cada vez que la miraba, sentía su delicioso olor, el sabor incomparable de su boca y la suavidad de su piel, me sentía más vivo que nunca y todo dentro de mí parecía querer explotar. Aun así, no estaba preparado para entregarme y una voz en mi cabeza me decía que no la merecía. La culpa era parte de mi cotidianeidad, pero Dulce empezó a cambiar esa realidad. Afortunadamente me di cuenta a tiempo de que sería insoportable vivir sin esta mujer, porque ya estábamos totalmente conectados.

Me di cuenta de mi amor por ella de la peor manera: al herirla. Me lastimaba cuando la lastimaba, sufría cuando ella sufría y estar lejos ya se estaba convirtiendo en una tortura. El miedo de perderla para siempre era terrible. Una sensación mucho peor que la culpa que cargaba por la muerte de Hannah.

Ucker - Te ves tan apetecible con esos pijamas. {Digo mientras empiezo a masajear su muslo izquierdo. Ya terminé de masajear sus pies}

Dulce - ¿Te gusta? {Muerde el labio inferior. Ella está sentada en la cama y ha colocado una almohada en su espalda}
U - ¡Claro! Puedo ver tus piernas desnudas en esos shorts diminutos y tus pezones en esa blusita casi transparente. {Apunto y ella rie}

Cuando llegamos al cuarto, tuve que quedarme mirando la puerta mientras la pelirroja cambiaba su sudadera por un pijama atrevido. Creo que lo hizo a propósito como un último intento de seducirme.

D - ¿De verdad crees que me veo atractiva con estos pijamas de animalitos? {Sonrie maliciosa. Hoy lleva uno de gatito}

U - Solo mi miembro sabe lo difícil que es contenerme para no lanzarme sobre ti
ahora. {Apoyo su pierna en mi hombro y le doy un beso en el muslo}

D - Yo bien que quisiera, pero estás escapando de mí. {Ríe un poco}

U - Cuando quiero, soy duro en la caída.
{Parpadeo un ojo} - Y eso es por tu propio bien. {Empiezo a deslizar mis manos por la parte interna del muslo}

D - Estás acercándote a una zona peligrosa, profesor. {Advierte porque estoy palpando una zona cercana a la ingle}
U - ¡Controla tu fuego, señorita Saviñón!
{Bajo su pierna y tomo la otra} - ¿Estás empezando a sentirte mejor?

D -¡Mucho! ¿Qué tal si dejas tu trabajo como profesor y te conviertes en mi masajista personal? {Mueve las cejas}

U - Oferta tentadora. {Sonrío travieso}

Una vez que termino el masaje, me acuesto al lado de Dulce, nos abrazamos y nos damos besos suaves. Nada demasiado caliente ni apresurado, porque si la situación se complica más, tendré que ir al baño a darme justicia con mis propias manos. Soltamos gemidos bajos mientras exploramos la boca del otro. El calor que emana de su cuerpo también hace que el mío hierva y su lengua casi me quita la cordura. Nuestros sentimientos y deseos se mezclan de una manera libre, ardiente e intensa.

Estoy radiante. La pelirroja aceptó ser mi novia y me dio la oportunidad de expresar todo lo que siento. Ahora puedo decir que soy un hombre completo. Esta mujer tiene un efecto surrealista sobre mí. Nunca imaginé que me enamoraría de manera tan intensa por alguien. Desde nuestro primer beso, las sensaciones fueron diferentes a las que sentí con las otras mujeres con las que estuve.