Si tan solo pudiera hacerlo

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{capitulo 5}

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Se acercaba el día de cumpleaños de Anna, su cumpleaños numero 18, esperaba con ansias poder pasar ese día con su madre, pero ella le dijo que ese día tendría que trabajar y que volvería hasta dos días después, estaba sola en esa casa, no tenia con quien hablar.
Hacia un año había tenido un amigo que después de un día nunca volvió, seguro se había olvidado de ella, habría conseguido amigos con los que no tenia que subir una torre para poder verlos, y por aquello era que ahora se encontraba en esa torre, sola.
Tenia a su gata y aquellas linternas que aparecían cada año, pero solo eso.

 —pequeña creo que pasaremos un cumpleaños las dos solas— acaricio la cabeza de la pequeña gata —una semana, solo una semana más y sera mi cumpleaños 

Miro la ventana del otro lado se veía el cielo azul, se acerco a ella y recordó todas las veces que había ayudado a su madre a subir y a bajar, ¿acaso ella podría hacerlo? acomodo su cabello y se paro encima del marco de la ventana, agarro su cabello con fuerza y miro hacia abajo, era demasiado alto, ¿de verdad estaba dispuesta a desobedecer a su madre?

—no lo se, pequeña, es demasiado alto— miro a la gatita que parecía que se preparaba para saltar y lo hizo, se agarro al cabello de su ama y termino bajando después comenzó a correr por el prado que había, Anna la vio con esa libertad, seguro que la gatita extraña eso y lo estaba disfrutando, trato de llamarla pero esta se fue alejando cada vez más hasta que se empezó a acercar a una cueva por la que su madre solía irse —¡¡PEQUEÑA VUELVE!!

La gatita comenzó a alejarse mientras Anna le gritaba, no quería quedarse sola, todo menos eso, podría bajar e ir por ella, pero ¿como subiría de nuevo?, cayo de rodillas y comenzó a llorar, se iba a quedar sola, sola en esa gran torre hasta que su madre volviera, lo cual seria en mucho tiempo después.

No podía contener las lagrimas y solo dejo que salieran hasta que escucho una voz, se levanto rápido y miro por la ventana, abajo había alguien encapuchado con la gatita en sus brazos, nunca había visto a nadie con capucha, la persona toco el cabello de Anna que seguía ahí, lo tomo rápido y lo levanto dejándolo lejos del alcance de aquella persona desconocida, no quería volver a confiar en alguien, y mucho menos en alguien tan sospechoso.
La persona se quito el gorro de la capucha y miro a Anna quien la miraba también, pero ahora un poco más relajada.

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El reino de solaría se encontraba gozando de felicidad ese año su princesa se casaría en cuanto cumpliera los 20 años, faltaban algunos meses, pero la gente estaba tan emocionada, quien no lo estaba era la princesa, ella amaba a su prometido estaba segura de ello pero se sentía insegura, apenas se casara no podría salir a ningún lugar no podría disfrutar de la vida, seria lo mismo que tenia ahora pero con más responsabilidades al convertirse en futura heredera de otro reino diferente.

—¿por que no vamos a recorrer el mundo?— le dijo a Gilda quien la miro mal

—princesa, no puede hacer eso, debe de centrarse en su futuro, ademas de que conocerá diferentes reinos cuando se case, si es que su esposo necesita hacer tratados de paz o cosas por el estilo

—¿y si salgo al pueblo?

—puede, pero ahora todos los guardias están ocupados por orden de su hermano

—¿un paseo por el jardín?

—claro, gusta que la acompañe alguna de nosotras— señalo a otras dos sirvientas, Meritxell y Xime

My Sunshine {The promised neverland au} NatannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora