15 - Disculpas.

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Nos quedamos allí de pie, mirándonos la una a la otra mientras intentaba dejar que me calaran aquellas palabras.

No se había acostado con nadie más.

Pero ¿eso era posible?

Sabía con seguridad que era una mujeriega. Yo personalmente había visto la colección siempre creciente de mujeres florero que llevaba a los eventos corporativos, eso sin mencionar las historias sobre ella que iban de boca en boca por todo el edificio. E incluso si lo que estaba diciendo era cierto, eso no cambiaba el hecho de que seguía siendo mi jefa y que todo aquello estaba muy mal.

—¿Todas esas mujeres que se lanzan a tus brazos y no te has tirado a ninguna? Oh, estoy conmovida —me volví hacia la puerta.

—No es tan difícil de creer —gruñó y pude sentir su mirada atravesándome la espalda.

—¿Sabes qué? No importa. Todo ha sido un error, ¿no?

—De eso es de lo que quería hablarte... —se acercó y su olor —a miel y vainilla— me envolvió. De repente me sentí atrapada, como si no hubiera suficiente oxígeno en aquella diminuta habitación.

Necesitaba salir de allí inmediatamente.

¿Qué me había dicho Umji hacía menos de cinco minutos? Que no me quedara a solas con ella.

Buen consejo.

Me gustaban mucho estas bragas en concreto y no quería verlas hechas jirones y en su bolsillo.

Vale, eso no es más que una mentira.

—¿Vas a volver a ver a Sana? —me preguntó detrás de mí.

Tenía la mano en el picaporte. Todo lo que tenía que hacer era girarlo y estaría a salvo. Pero me quedé helada, mirando aquella maldita puerta durante lo que me parecieron varios minutos.

—¿Y eso importa?

—Creía que ya habíamos hablado de eso anoche —dijo y noté un poco rota su voz.

—Sí, dijimos muchas cosas anoche.

—No quería decir que fue un error. —apenas susurró— Me entró el pánico.

—Eso no significa que no sea verdad —mi cuerpo ya no reaccionaba— y ambas lo sabemos.

—De todas formas no debería haberlo dicho, disculpa... E-Eunha.

Me mordí el labio con fuerza e intenté obligarme a girar el picaporte. De hecho la mano me tembló antes de caer derrotada contra mi costado.

Me volví y levanté la vista para mirarla a los ojos.

Ella apoyó la mano en mi mejilla, rozándome el labio inferior con el pulgar.

Nuestras miradas se unieron y justo cuando pensaba que no podría esperar un segundo más, me acercó a su cuerpo y apretó su boca contra la mía.

En cuanto nos besamos, mi cuerpo dejó de resistirse y de repente parecía que no podía estar lo bastante cerca.

A diferencia de otras veces, el beso no era apresurado ni mucho menos lujurioso. Era un beso lento que podría jurar que transmitía nuestros sentimientos.

Ella tenía sus manos en mis mejillas, estaba temblando y parecía que en cualquier momento se desmayaría.

De un momento a otro sonó mi teléfono. Odié mentalmente a la persona que estuviera llamando.

Sowon se detuvo y se separó para que yo pudiera responder la llamada.

Agarre mi bolso e hice una mueca cuando vi la foto que aparecía en la pantalla.

A hateful girl │Wonha [GP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora