A hateful girl │Wonha [GP]

28 - Estoy aquí.

POV. EUNHA.

El director Park y los otros miembros de la junta de la beca entraron y me saludaron amigablemente antes de tomar asiento.

Comprobé mis notas y la conexión entre el portátil y el sistema del proyector, y esperé que los últimos rezagados entraran en la sala.

Los colegas hablaron entre ellos en voz baja y alguna risa ocasional rompió el silencio.

Colegas.

Nunca me había sentido tan aislada.

El señor Jeon ni siquiera se había molestado en presentarse allí para apoyarme. Qué sorpresa.

La sala era muy parecida a otra sala de reuniones que había a diecisiete manzanas de ahí.

Había estado de pie delante del edificio Sunrise Media Group un poco antes aquella misma mañana, dándoles las gracias en silencio a todos los que había dentro por convertirme en quién era. Y después había venido caminando, contando las manzanas e intentando ignorar el dolor de mi pecho, sabiendo que Sowon no iba a estar en la sala hoy conmigo.

Echaba de menos mi proyecto. Echaba de menos a mis compañeros. Echaba de menos los estándares despiadados y exigentes de Sowon. Pero sobre todo echaba de menos a la chica de la cual estaba enamorada.

Una asistente llamó y asomó la cabeza por la puerta para llamar mi atención.

—Tengo unos formularios que debe firmar antes de empezar.

Sin hacerle ninguna pregunta la seguí afuera, con las manos temblando junto a los costados y deseando poder deshacerme de mis nervios.

Puedes hacerlo, Eunha.

Veinte miserables diapositivas detallando una campaña de marketing mediocre de cinco cifras para una empresa local de comida para animales.

Pan comido.

Solo tenía que acabar con eso y después podría irme de Seúl y empezar de nuevo en algún lugar a cientos de kilómetros de allí.

Por primera vez desde que me había mudado allí, Seúl me resultaba completamente ajeno.

Pero aun así, todavía estaba esperando que mi marcha empezara a parecerme la decisión correcta.

En vez de quedarnos en la mesa de la asistente, cruzamos un pasillo hasta otra sala de reuniones.

Ella abrió la puerta y me hizo un gesto para que entrara antes que ella.

Pero cuando entré, en vez de seguirme, ella cerró la puerta dejándome allí a solas.

O no tan a solas.

Me dejó con Sowon.

Sentí como si mi estómago se hubiera evaporado y mi pecho se hubiera hundido en el hueco que había dejado.

Estaba de pie junto a la pared de cristal que había en el lado más alejado de la habitación, con un traje azul marino y una corbata morada que le regalé por Navidad y llevaba en la mano un grueso archivo.

Tenía los ojos oscuros e inescrutables.

—Hola~ —le falló la voz en esas dos únicas sílabas.

Yo tragué saliva, mirando hacia la pared y luchando para contener mis emociones.

Estar lejos de Sowon había sido un infierno. Más veces al día de las que podía contar fantaseaba con ella.

Pero no esperaba verla allí, y después de tanto tiempo, incluso esa palabra vacilante casi pudo conmigo.