22 - Dormir.

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Eunha todavía estaba buscando unas bragas nuevas cuando yo ya llegaba cinco minutos tarde a mi reunión de la una.

Era con Lee Ji-eun, una ejecutiva de marketing de una empresa pequeña.

Utilizábamos normalmente la empresa de Lee para subcontratar proyectos pequeños, pero ahora teníamos un proyecto algo más importante que estábamos pensando en pasarle a ver qué tal lo gestionaban.

Cuando me subía la cremallera de los pantalones, me acordé de que Ji-eun siempre llegaba patológicamente tarde.

Pero esta vez no.

Ya me estaba esperando en una de las salas de reuniones del hotel, con dos de sus ejecutivos junior sentados a su lado con sonrisas ansiosas.

Odiaba llegar tarde.

—Ji-eun —le dije a la vez que la saludaba con una inclinación de cabeza.

Ella me presentó a su equipo, Jimin y Hoseok.

Ambos me estrecharon la mano, pero cuando miré a Hoseok, él tenía su atención fija detrás de mí, en la puerta.

Eunha acababa de entrar con el pelo suelto, y se la veía salvajemente hermosa pero muy profesional, ocultando milagrosamente el hecho de que acababa de llegar al orgasmo con un grito, sobre la mesa de su habitación de hotel.

Ji-eun y sus chicos la observaron en un silencio embelesado mientras se acercaba, traía una silla con ella, la cual puso junto a mí y al sentarse se volvió para sonreírme.

Tenía los labios rojos e hinchados y una leve marca roja que estaba apareciendo en su mandíbula, una marca de un chupetón.

Perfecto.

Carraspeé para que todo el mundo volviera a mirarme.

—Empecemos.

Era una reunión sencilla, algo que había hecho miles de veces.

Describí la cuenta en términos muy generales y no confidenciales y por supuesto Lee me dijo que creía que su equipo podría encontrar algo asombroso.

Después de conocer a los hombres que le asignaría, accedí.

Planeamos hacer otra reunión al día siguiente, cuando les presentaría la cuenta en su totalidad y se la encargaría oficialmente.

La reunión se había acabado en menos de quince minutos, lo que me daba tiempo antes de la de las dos.

Miré a Eunha y levanté una ceja en una pregunta silenciosa.

—Comida. —dijo con una risa— Comamos algo.

El resto de la tarde fue productivo, pero estuve todo el rato con el piloto automático; si alguien me hubiera pedido detalles específicos sobre las reuniones, me habría costado mucho recordarlos.

Gracias a Dios estaba Eunha y su forma obsesiva de tomar notas.

Se me acercaron muchos colegas, sin duda estreché como cien manos durante la tarde, pero el único objetivo era ella.

No dejaba de distraerme con ella y lo que me molestaba era que aquí era diferente.

Era trabajo, pero era un mundo completamente nuevo, uno en el que podía fingir que nuestras circunstancias eran las que nosotras quisiéramos que fueran.

La necesidad de estar cerca de ella era incluso mayor de la que sentía cuando mantenía las distancias.

Volví a mirar al orador estrella de la noche que estaba en la tarima e intenté sin éxito una vez más dirigir mis pensamientos a algo productivo.

A hateful girl │Wonha [GP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora