Subí arriba y abrí la puerta de su habitación y entré.
-Jo-der.-dijo Dani mirándome de arriba abajo.-Estás muy guapa, nena.
-Tú también, cariño.-le di un beso.
Fue al baño y se paró frente al espejo.
-¿Me peinas?-me preguntó. Asentí y fue hacia él.
Cogí un poco de gomina y se la eché por el pelo, haciendo que quedara hacia arriba.
Miré a los ojos de Dani y los tenía fijos en mis labios.
Miré sus labios y se estaba mordiendo el labio inferior.
Aún con mis manos en su pelo, me acerqué a sus labios y lo besé, a lo que él sonrió.
-Esto ya está.-dije lavándome las manos.
-Pues vámonos.
Salimos del baño y bajamos al salón, donde se encontraba Jesús.
-¿A dónde váis?-preguntó este mirándonos de arriba abajo.
-Ni yo lo sé.-respondí y sonreí.
-Es sorpresa.-dijo Dani.
-No volváis tarde niños.-nos ordenó Jesús poniendo voz de madre.
-Sí mamá.-se burló Dani y salimos de su casa.
Nos cogimos de la mano y andamos sin rumbo fijo.
-¿A dónde vamos?-pregunté.
-Te he dicho que es sorpresa.
Tras quince minutos andando, llegamos a un restaurante. Parecía caro.
Entramos y nos sentamos en una mesa.
-Daniel.-lo llamé.
-Dime.
-Es todo muy caro.-le dije mirando el menú.
-No importa, no te preocupes.
-No quiero que te gastes mucho dinero.
-Nena, cállate.
-Vale vale.
Pedimos y nos trajeron los platos.
Yo, miraba a Dani fijamente mientras comía. Es tan sexy.
Puse mi pie en su parte baja y casi se atraganta.
-Nene que te ahogas.-reí.
-Eres mala.-me susurró y me mordí el labio.-No hagas eso.-me ordenó.
-¿El qué?-pregunté y me volví a morder el labio.
-Eso.-señaló mi boca.
-¿Esto?-lo volví a hacer.
-Nena, para de hacer eso si no quieres que te folle en el baño de este restaurante.
-....
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