Tengo que admitir que su sonrisa es preciosa.
Pero no, no me gusta
-Quiero que dejéis solo en la mesa el boli azul.-Dijo el profesor repartiendo unos papeles.
-Mierda, el exámen.-Susurré.
-Suerte preciosa.-Dijo riéndose y guiñándone un ojo.
-Cabrón...
El profesor me dio el exámen.
No tenía ni idea de nada.
(...)
*ring ring*
Sonó el timbre para irnos a casa.
Recogí las cosas y me levanté de mi silla.
-¿Qué tal el exámen?-Preguntó Dani.
-Como el culo.-Respondí enfadada.-Ahora, déjame Oviedo.
-¿A dónde vas?
-A mi casa, ¿Tú qué crees?
-Podríamos hacer algo en el baño antes de que te fueras...-Me dijo Dani tocándome el culo.
-A ver, vosotros dos, los mimitos para casa.-Dijo el profesor.
-Adiós Oviedo.
Llegué a la puerta de la clase y antes de que saliera alguien me tocó el culo.
Cómo no, Dani.
-Joder Oviedo. Mira que eres pesado.
-Un polvo...
-¿Solo un polvo?-Pregunté.
-Solo un polvo.-Dijo sonriendo.
-Esta tarde en mi casa.-Dije y salí del instituto.