mis pequeñas historias

clase de historia

Era martes por la mañana, segunda hora, Dorian estaba dando una clase teórica sobre la magia. Sus alumnos estaban muy aburridos, Dorian lo sabía, pero no podía hacer nada. Cinco minutos antes de acabar la clase les habló a sus alumnos sobre el proyecto del trimestre, consistía en hablar sobre la magia, algún estilo de magia o algo por el estilo y explicarlo, ya sea teórica o prácticamente.

Dorian: Bien, sé que esto ha sido un verdadero rollo, pero les servirá para el proyecto de este trimestre. Consistirá en que cada uno de ustedes haga un trabajo sobre la magia, ya sea alquimia, vuelo en escoba, adivinación, cualquier cosa, y podrán explicarlo tanto teóricamente como prácticamente.

Sara: Entonces, ¿quiere decir que podremos salir y hacer una poción explosiva?

Dorian: Eh, sí, mientras no haga daño a nadie.

Sara: Bien.

Dorian: ¿Alguna pregunta más? Pueden recoger. Cuando todos los alumnos estaban saliendo, un niño le hizo una pregunta que dejó a Dorian pensativo toda la tarde.

Julio: Perdón, ¿Profesor Wytte?

Dorian: ¿Sí? ¿Qué pasa, Julio?

Julio: Tengo una pregunta, profesor, es sobre el proyecto.

Dorian: Claro, ¿qué pasa?

Julio: Mi proyecto lo quiero hacer sobre la historia de la magia, y no sé por dónde buscar. ¿En la biblioteca habrá libros que hablen sobre eso, verdad?

Dorian: ¿La historia de la magia?

Julio: Sí, cómo se creó, cuál es su historia. Hay tantos hilos sueltos en relación al pasado de la magia.

Dorian: Sí, nunca lo había pensado. Yo no he encontrado nunca ningún libro al respecto.

Julio: ¿No se sabe de dónde sale la magia?

Dorian: No, la verdad no.

Julio: Pues bueno, ya lo haré sobre otra cosa. Muchas gracias, Profesor Wytte.

Dorian: Eh... S-sí, de nada.

Mónica: Hola, Dorian, ¿cómo estás? Mónica apareció de la nada y abrazó a su amante. Él estaba bastante despistado, eso lo notó la reina. Él respondió al abrazo, pero su mente seguía dispersa. Tenía muchas preguntas en su cabeza, formuladas por un niño de 10 años.

Mónica: ¡Holaaa, Dorian! ¿Nos vamos? ¿Cómo has estado?

Dorian: ¿Eh? ¡Ho! Hola, Mónica. Eh, sí, sí, claro, vamos, vamos.

Mónica: Está bien.

Dorian: ¿Cómo ha ido tu día?

Mónica: Bien, ¿y tú?

Dorian: ¿Eh? ¿Eh...? ¡Ah! Sí, sí, perdón. Eh... bien, bien.

Mónica: Vale, ya... Oye, ¿estás bien? Te noto raro.

Dorian: ¿Qué? ¡Ah, sí! Es que... un niño me ha hecho una pregunta antes de acabar la clase.

Mónica: ¿Y eso te tiene tan despistado?

Dorian: Sí, me preguntó sobre el origen de la magia.

Mónica: ¿Y cuál es el problema?

Dorian: Que no lo sé. No he encontrado ningún libro al respecto. Diría que no existe.

Mónica: ¿Cómo no va a existir? Eso es imposible. Ven, vamos a la biblioteca, vamos a ir a todas.

Dorian: ¿Cuántas hay en el pueblo?

Mónica: Solo una, pero también tenemos la del castillo de Will y la mía.

Dorian: Cierto.

Mónica: Cuando la guerra acabó repusimos muchos libros de magia. Alguno habrá. Ya le pediremos ayuda a tus hermanos, si acaso.