Capítulo 2 - Burdel

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Neuvillete por mientras se encontraba con su hermana Furina ya que Focalors le pidió que la acompañara a la casa de su amiga ya que no quiere que le pase algo, pues sabía que Neuvillete por decirlo así, era uno de los duros de donde vivían.

—¡Neuvillete! ¿Me compras ese pastel?

—No Furina, el dulce es malo para ti, además no traigo ni un mora encima ahorita, no alcancé a agarrar mi billetera porque a alguien se le hizo un poco tarde para ir—. Dijo Neuvillete con su semblante serio de siempre.

—¡Agh! Que aburrido eres, por eso no eres tan popular con las chicas.

—Perfectamente sabes que todas tus amigas mueren por mi, incluyendo a las mamás de ellas—. Miró Neuvillete a Furina quien iba a pelear pero ya tenía que entrar a la casa de su amiga y vió como una mamá saludaba de forma peculiar a su hermano.

—¡Esto no se queda así!—. Dijo Furina entrando a la casa atravesando el gran patio.

Neuvillete solo pensaba en que hacer con ella ya que su tía Focalors desde que recuerda que los acogió mimaba mucho a Furina, y tampoco es que no lo hubiera hecho con el, solo que tuvo que madurar para cuidar de las dos.

Neuvillete no le encantaba la idea de pelearse con la banda que les hiciera frente, no le gusta recurrir a la violencia, pero sabe que si no lo hace terminaría probablemente muerto, además ya tiene demasiados problemas, tener una vida tranquila no es una opción para el. Su único sueño era ejercer la ley, siendo juez o algo así.

Mientras el peliblanco se paseaba por el territorio en dirección al apartamento de la rubia, se encontró a su vieja amiga Clorinde, aunque en una situación... Especial por no decir que estaba afuera de un burdel con una chica cualquiera.

Clorinde notó su presencia y rapidamente le pidió a la mujer con la que estaba que se fuera, después seguirian.

—Neuvillete... Cuanto tiempo sin verte—. Dijo Clorinde inexpresiva pero el peliblanco sabía que estaba contenta de verlo.

—Lo mismo te digo, Clorinde, disculpa interrumpir el momento, ¿si te reuniste con Navia?

—No te preocupes, solo vine a distraerme, ya sabes como los viejos tiempos, en cuanto a la rubia, es difícil de tratar con ella.

—Los recuerdo perfecto. Y entonces, ¿entramos? Me puedo desviar por unos minutos—. Preguntó haciendo señas de entrar al burdel.

—Claro, no veo por que no—. Clorinde solo entró y Neuvillete después lo hizo, vió como arreglaron varias cosas, como las puertas del baño, nunca fue a esos baños, también las mesas, luces, etc. Clorinde se sentó en una mesa a lo que Neuvillete también hizo.

Unos minutos después dos mujeres a la mesa de ellos con un hombre que conocían perfectamente, un pelinegro alto dirigía a sus dos mejores mujeres a sus mejores amigos de toda la vida.

—Wriothesley... Hace cuanto que no te veo—. Dijo Neuvillete parandose para estrechar manos con el.

—Siempre es un gusto verte Neuvillete, y Clorinde—. Clorinde solo asintió mientras que Neuvillete se sentaba y las dos mujeres que traía Wriothesley se sentaban en el regazo de ellos.

—La casa invita muchachos, diviértanse después hablamos en privado—. Sonrió Wriothesley mientras se iba con una mujer, después vino un camarero con dos tazas de té, ellos no eran de tomar mucho alcohol si la ocasión no lo requeria.

Neuvillete estuvo hablando con Clorinde mientras las mujeres que estaban con ellos solo dejaban pequeñas marcas en sus cuellos, después de un rato se despidieron a cada uno se fue a una habitación con las mujeres.

En otro lado

Navia por mientras se quejaba con Furina porque Neuvillete no había llegado aún.

—¡YA TE DIJE QUE NO LO SÉ! Solo me dejó aquí con Lumine y Aether, cuando se fue no ví a dónde fue, ni siquiera sabía que se iba a encontrar contigo—. Dijo Furina molesta.

—Agh... Bueno, te dejo, gracias, adiós—. Se fue Navia de la casa donde estaba ella mientras pensaba que hacer, quería saber porque le permitió a la mujer que hablara con ella.




La verdadera cara | Navia x ClorindeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora