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Nos escabullimos en el callejón detrás del club como dos bestias en celo. Mi espalda choca contra la pared húmeda de ladrillo desnudo, y siento algo similar al dolor humano. Pero lo ignoro rápidamente cuando siento los labios del muchacho en mi cuello. Sus manos se deslizan por mi pecho, por debajo de mi camiseta.

-Tu piel está fría... -suspira algo sorprendido.

Y es verdad, si bien por dentro estoy ardiendo. No tengo las fuerzas para inventar alguna excusa, tengo demasiada hambre y no puedo quitarme de la cabeza al vampiro del club. Así que silencio al muchacho con un beso rabioso, mordiendo de nuevo su labio inferior y deleitándome con las débiles gotas de sangre que brotan de
él. Se aparta con algo de dolor, y sus manos van directas a mi polla. Mientras mi cabeza da vueltas por el aroma de su piel, él abre mis cierre y libera mi polla con dedos hábiles. Envuelve mi erección con su mano y comienza a masturbarme. No recuerdo cuándo fue la última vez que me han hecho esto, durante las décadas
pasadas, mi único placer se limitó a beber sangre. Y muchas veces, ni siquiera humana.

Muerdo sus labios de nuevo mientras su mano se mueve más rápido y más fuerte alrededor de mi polla. Cuanto más crece mi excitación, más voraz es mi hambre. Pero debo conformarme con las escasas gotas de sangre que brotan de sus labios: si me dejo llevar probablemente lo desangraría. Y no quiero asesinarlo. Sólo quiero robarle
algo de su deliciosa sangre.

Mierda, no puedo quitarme al vampiro de pelo rubio de la cabeza.

El joven rubio, cuyo nombre ya he olvidado, se arrodilla frente a mí. Besa la punta de mi polla dura mientras sus manos me acarician. Sus labios y lengua se sienten fogosos contra mi piel. Deposita besos torpes a lo largo de mi polla, y luego la engulle de un solo movimiento veloz. Me estremezco, igual que como hacía en vida cuando
alguien me la chupaba. Y el chico es muy talentoso chupándola, pero yo no dejo de pensar en esos ojos helados y esa sonrisa enigmática. Como me gustaría que fuera el tipo del club el que me la esté chupando ahora ¡eso sí que sería inaudito! Un vampiro ancestral chupándosela a un neonato en un callejón sucio, arrodillado frente a él
como una zorra. Aunque a decir verdad, me excita mucho más lo contrario; yo a la merced de aquel inmortal tan atractivo, tan dominante. Arrodillarme frente a ese cuerpo helado y alto, chupársela, besarlo, morderlo, hacer todo lo que él me ordene cual putita obediente. ¡Acaso los vampiros pueden follar entre sí! Tal vez... ¡hay tanto que no sé! ¡Diez minutos atrás ignoraba que todavía se me pudiera poner dura!

Mi euforia estalla en un segundo, y todo mi cuerpo enardece. De pronto, mi piel indiano se siente tan fría. Siento mi corazón golpear contra mis costillas a un ritmo furioso, igual que cuando estaba vivo. La boca caliente y suave del muchacho es una bendición; traga mi miembro cada vez más profundo, y los sonidos que hace al
atragantarse son deliciosos. Enredo mis dedos en su cabello dorado y empujo su rostro sin piedad, enterrando mi polla en lo más profundo de su garganta. Las lágrimas corrían por sus mejillas rojas y la saliva chorrea por la comisura de su boca. Lo dejo libre para que respire, él se toma una pausa para recuperar su aliento y
dibujar círculos en mis testículos con su lengua. Realmente es muy talentoso...

-¿Te gusta esto? -me pregunta mientras me masturba durante unos segundos. Yo no puedo responderle; apenas puedo respirar.

Miro hacia abajo y encuentro sus ojos verdes resplandeciendo, sus labios hinchados y su rostro enrojecido. Parece un ángel; un ángel que ha descendido del cielo para chuparme la polla. Escupe sobre ella con toda prisa y vuelve a metérsela en la boca a un ritmo tan veloz como placentero. Todo mi cuerpo se estremece, y siento genuino terror por perder control y asesinar al muchacho.

Mi polla está vibrando dentro de su boca, anunciando un orgasmo inminente. Pero no quiero que todo culmine tan rápido. Quiero beber su sangre pero también quiero follarlo. Tal vez eso me ayude a calmarme un poco. Lo jalo de sus cabellos dorados y lo obligo a ponerse de pie. Nos besamos fugazmente, y yo aprovecho para saborear
unas gotas de la sangre de su lengua. El chilla de dolor, y yo giro su cuerpo contra la pared. Debo controlar mi fuerza vampírica para no romperle un hueso, y me temo que mientras más crece mi lujuria, más me cuesta dominarme. Su mejilla golpea contra el ladrillo con suavidad, y el gime de gusto. Bajo sus pantalones y dejo su hermoso trasero al descubierto. La luz de la luna hace que su piel desnuda luzca casi tan fantasmal como la mía. Acaricio sus nalgas y me arrodillo frente a ellas, las beso y las muerdo, tratando de olvidar mi deseo inhumano de desangrar al muchacho. Y de olvidar al vampiro del club...

Mi Amo Y Señor Vampiro   ||Hyunlix||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora