La "fiesta" de bienvenida es agradable. Marie conoció a muchos de los chicos con los que todavía no había hablado anteriormente y, tras unas buenas conversaciones, ellos siempre le decían que agradecían que no resultase raro convivir con una chica. La novedad había pasado a las conjeturas y, de no ser porque ella estaba haciendo lo mismo que ellos al principio, los chicos habrían pensado que era más débil. Además de eso, haber salvado la vida de Newt la había hecho ganar puntos de forma inconsciente y varios se lo hicieron saber, dándole las gracias cuando estuvieron apartados.
Marie fue arrastrada de un lado a otro, conociendo a los diferentes chicos y profesiones, que le fueron diciendo cuándo podían acceder más fácil a su labor y así preparar un horario semanal. Después de hablar con varios de los constructores decidió que volvía a necesitar un momento lejos de la sociedad y consiguió escabullirse hasta el comedor, justo en la parte donde apenas había luz y donde nadie la buscaría, a la vista de todos pero escondida. Los sonidos de fuera de los muros no habían parado, algunos se habían hecho más fuertes y algunos chillidos ensordecedores. Los chicos, sin embargo, bebiendo algo que tenía un color sospechosamente parecido a la orina y que les dejaba algo atontados, no parecían darse cuenta de lo que pasaba ahí afuera. Marie creyó que era demasiado sensitiva, hasta que cayó en la cuenta de que ellos llevaban allí muchísimo más tiempo y habrían aprendido a opacar los sonidos. No era culpa de nadie, es sólo que ella era nueva en todo eso.
Un laberinto... Parecía surrealista. Saber que Minho y los otros corredores iban allí todas las mañanas le resultaba algo increíble. No había entrado nunca, porque Alby le dejó muy claro que tenía que respetar las reglas y ella no sería quien las rompiera si quería ganarse el respeto de todos. Ya llamaba lo suficiente la atención como para, encima, liarla. ¿Cómo sería el laberinto? Marie se lo imaginaba totalmente monótono, unas paredes enormemente altas y su cabeza llena de información para saber realmente dónde se encontraba y cuál era la vuelta al Claro. ¿Qué tan grande podía ser el lugar? ¿Qué tan locos estaban esos "Creadores" de los que ellos hablaban y decían que eran los que los habían puesto aquí?
Fue entonces que alguien se sentó a su lado y, sólo por el terrible olor a asfalto, supo que era Minho. El chico se quedó en silencio, mirando en la misma dirección que ella: las puertas. Tétricas, así podía describirlas. Los minutos pasaron y entonces, fue Minho quien tomó la palabra.
- ¿No te has acostumbrado aún, verdad? - cuestionó con voz tranquila, los gritos de los chicos estaban demasiado lejanos como para opacarnos.
- No - Marie tuvo que decirlo dos veces, porque su garganta se quedó sin voz la primera -. Sois realmente amables y mientras hago trabajos logro no pensar.
- Yo también lo hice así en mi primer día - el chico confesó, mirando el perfil de ella, que aún tenía la mirada lejana -. Lo que escuchas son las paredes del laberinto, cambiando continuamente - Marie abrió los ojos como platos y lo miró con sorpresa bañada en el rostro -. Y el otro sonido... - el joven dudó al verla a los ojos, pero ella necesitaba saberlo, tanto como él el primer día -. Los llamamos Laceradores - confesó el asiático -, nadie ha visto uno realmente y sobrevivido para contarlo - la chica suspiró y restregó sus temblorosas manos por su rostro -. Sólo sabemos que tienen una especie de aguijón que pica e induce a la gente en lo que nosotros llamamos "La Transformación" - Marie se giró a verlo con interés.
- ¿"La Transformación"? - cuestionó con curiosidad, girándose hacia él.
- La piel se vuelve casi blanca, las venas negras y la gente grita de dolor. Recuerdan cosas y no vuelven a ser los mismos, hasta ahora todos se han vuelto agresivos, por lo que tuvimos que desterrarlos - confesó Minho, apartando la mirada con un rastro de melancolía -. Hubo un tiempo... casi al principio - comenzó a hablar de nuevo -, nosotros lo llamamos los tiempos oscuros. Un grupo de chicos comenzaron a ser agresivos y mataron a un clariano - Marie se mordió el labio, Minho tenía una expresión de tristeza que no había visto en nadie hasta ahora, aunque supuso que todos ellos tenían una faceta como la de él -. Fue entonces que descubrimos que los habían "pinchado", que recordaban cosas, pero decían tales incoherencias y eran tan agresivos que tuvimos que recurrir al destierro.
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EL CORREDOR DEL LABERINTO
FanfictionLa misma historia de siempre (mezclada la película con el libro). Un ascensor, un horrible sonido de alarma y, de repente, mucha luz. No recordar nada, no recordar tu nombre. Muchos hombres a tu alrededor. Esta es la historia de Marie, una en la qu...