Clase A311 | Shinazugawa Sanemi x TN |

⭐️ VI ⭐️

📆 Jueves 06 de abril.
☀️⏰ 11:25 am.

No podía seguirla evitando aunque quisiera.

— Amor, ¿estás bien? No me saludaste cuando llegué.

Seguía sintiendo una ausencia en su estómago junto a la resignación de su mente.

— Lo siento, se me hacía tarde para dar clase.

Dejó un beso en su frente y pasó su mano por su cabello sentándose en su silla.

Nunca hacía esto.

— Nemi. — se giró para verla sentada en el pequeño sofá. — ¿Qué ocurre?

~ Dile la verdad. ~

— No dormí bien. — se rascó la nuca mirando abajo.

La chica soltó una risa mirando a los lados del salón confiando en que no llegaría nadie.

Caminó hacia él sentándose en su regazo acariciando su pecho y cabello de manera seductora.

— Mi dulce chico... te he tenido un poco abandonado estos días. — repartía besos en su cuello poniendo un tanto nervioso al peli blanco en lugar de excitarlo.

— Kanae, alguien nos puede ver.

No tenía la fuerza suficiente como para apartarla.

— Lo sé, es más divertido así. — se levantó jalándolo de las manos para plantar un beso en sus labios comenzando a bajar su mano a su pantalón hasta que la detuvo.

— No ahora, ¿sí? No me siento bien. — se quedó perpleja ante su negativa viéndolo retroceder para guardar sus cosas. — Te veo en un rato.

Se quedó sola de pie en medio del salón con la vista perdida sintiendo el aire pesado entrando en sus pulmones y la cruda moral golpearla.

~ Me... rechazó... ~

Siempre aceptaba, su novio no desperdiciaba ni una sola oportunidad en tomarla cada vez que podía y sabía que en algún momento había tenido la ilusión de hacerlo entre horas libres, pero ella se había negado.

📆 Martes 25 de abril.
☀️⏰ 15:00 pm.

Parecía ser algún tipo de hechizo sobre ambos.

Por más que trataban de ignorarse era como si el universo conspirase en su contra juntándolos cada vez que podía.

Entre clases, en horas libres, en los pasillos.

Se encontraban varias veces en el día ya sea de frente o a lo lejos, siempre con había una mirada de su parte.

Claro, sin que el contrario se percatara cuando podían pasar desapercibidos.

La chica solía observarlo durante clases recordando la foto que tenía en su perfil una y otra vez en cuanto sus ojos llegaban a su pecho desnudo.

Sus bragas se humedecían además de su estómago contraerse mordiéndose lo labios por dentro.

Había incluso pecado con pasar la vista de manera rápida sobre sus pantalones en búsqueda de algún indicio que delatara el tamaño escondido bajo las prendas, pero no había dedicado el tiempo suficiente para verlo detenidamente.

A su vez, el profesor también se torturaba las veces que la veía en el deportivo luciendo el uniforme escolar.

Ver sus muslos descubiertos y sus glúteos apretados por la licra hacían resaltar más la curvatura de estos.