La respiración de la omega era irregular y gotas de sudor corrían por su carita roja por el esfuerzo.
Decidió detenerse por un momento a tomar aire.
Danielle, al no ver a su bebé a su lado se detuvo también, miró hacia atrás y a un par de pasos de ella se encontraba su omega, jadeando y con las manos apoyadas en sus rodillas.
—¿Quieres que paremos? Podemos sentarnos en un banco si quieres, o podemos volver a casa —al escuchar sus palabras Haerin levantó la cabeza y la miró con enojo.
ㅡ¡No! ㅡexclamó la pelinegra con decisión, y su pareja pareció verdaderamente preocupada por la reacción.
—Pero bebé... —Haerin la interrumpió antes de que terminara de hablar.
—¡No quiero! Quiero bajar de peso, estoy muy llenita —la omega parecía algo decaída, su pancita estaba más grande que el mes pasado y cada semana parecía crecer un poquito más, y esto la tenía muy frustrada.
—Lobita, tú eres perfecta como estás, te adoro y pienso que estás igual de bonita o incluso más —Danielle se acercó a su bebé, y sin importarle que ambas estaban sudadas, comenzó a oler su cuello, aspirando su olor que cada semana se ponía más dulce.
Haerin sonrió ampliamente y un escalofrío cruzó su cuerpo al sentir las cosquillas que la nariz de la alfa le hacían en el cuello.
—Tu olor está un poco diferente. Huele a manzanas y leche, me gusta mucho —el corazón de la omega palpitó con nervios.
Cada semana que pasaba Haerin estaba más asustada, además de los vómitos primarios, náuseas y antojos, ahora estaba experimentando una inexplicable subida de peso y sus pechos últimamente estaban muy sensibles.
Cada día la sospecha en su corazón iba creciendo, estaba en estado, y eso le asustaba.
Había intentado ignorarlo, pero ya no podía, las palabras de Danielle le recordaron nuevamente su situación, y eso le hizo tener miedo de nuevo.
La alfa notó el ánimo anormal de su pareja por lo que no dijo nada más y solo la abrazó en silencio mientras acariciaba su cabecita.
—Te amo, bebé —dijo con cariño.
Danielle no sabía qué estaba sucediendo con su lobita estas semanas, pero no había ignorado su estado de ánimo extraño, solo que no estaba segura de qué hacer. Finalmente decidió que esperaría a que su bebé le dijera la situación por cuenta propia.
Mientras tanto, lo único que podía hacer era hacerle saber el gran amor que le tenía y que siempre le brindaría su apoyo.
Con sus feromonas de miel y canela intentó tranquilizar a su omega, el olor de la alfa envolvió a la menor y esta inconscientemente plasmó una sonrisa en su lindo rostro.
—También te amo, alfa —dijo Haerin más calmada, en su corazón ya había decidido: iría a hacerse una prueba de embarazo.
Aunque su mente e instinto como omega le dijera que no era necesario, que definitivamente estaba esperando un bebé.
Si eso fuera cierto estaría en problemas, muchos problemas.
La apariencia de Haerin y sus feromonas delataban su miedo. Sus pechos picaban y en estos días estaban un poco más grandes, y le asustaba.
Las punzadas en su vientre al igual que las náuseas habían parado, pero ahora ciertas comidas no podía soportarlas, al olerlas quería vomitar, además de que últimamente su pancita crecía más y tenía mucha energía.
Haerin estaba desesperada, eso junto con los exámenes le tenían al borde, por lo que para calmarse un poco decidió aclarar sus dudas haciéndose una prueba de embarazo.
Había ido a un hospital recomendado por su mejor amiga, Hanni Pham, que quedaba bastante lejos de la universidad, allí había hecho su operación de glándulas.
Los pasos de la omega eran dudosos, sin embargo, siguió avanzando hasta llegar a la puerta de la doctora con la que había hecho la cita.
Con dos toques una suave voz femenina provino desde el interior de la consulta.
—Por favor, pase —Haerin tragó grueso y con las manos temblorosas, abrió la puerta e ingresó a la habitación.
Al entrar lo primero que vio fue a la doctora que se encontraba sentada detrás de un escritorio de madera, encima del mismo parecía haber una carpeta con algunos papeles, también tenía un vaso de plástico vacío y algunos lápices.
Al lado izquierdo del escritorio había un archivero de metal, al lado derecho una cama con una sabana blanca y una almohada del mismo color, cerca de la puerta había un cubo de basura con algunos papeles arrugados y en el aire podía olerse un tenue olor a desinfectante.
—Debes ser Kang Haerin, ¿cierto? No tengas miedo —habló la joven doctora, parecía tener unos veinticinco años, su cabello era rubio y se encontraba amarrado en una cola—. Me llamo Kim Chaewon, soy doctora especializada en omegas, un gusto.
—El gusto es mío, y sí, soy Kang Haerin —contestó rápidamente, sus manos se aferraron al borde de su camiseta amarilla con nerviosismo, sus ojitos brillaban con miedo, pero aun así, se armó de valor para sentarse en la silla de cuero frente al escritorio de la doctora en cuanto ella hizo el gesto.
—Hanni me habló un poco de ti y tus dudas, quisiera que me las plantearas para contestarlas, y de ser posible, hacer los exámenes correspondientes a las mismas —las palabras de la mujer fueron directo al grano, la omega pelinegra asintió lentamente y con voz débil hizo la pregunta que le llevaba carcomiendo cuatro meses.
—Solo quiero saber si estoy embarazada —su voz era débil y temblorosa, sus manos seguían aferradas al borde de su camiseta y sus pies se movían inquietos.
—Bueno, según lo que Hanni me comentó, al igual que lo poco que conversamos por mensajes —la voz de la mujer fue firme, sus palabras decían lo que parecía ser una teoría, pero su tono de afirmación decían que era la única verdad.
—¿Qué? —soltó la omega débilmente.
—Quiero decir que, según mi experiencia, definitivamente estás en espera de un cachorro.
Haerin únicamente escuchó cómo su corazón se agitaba.
¡Gracias por leer!
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LITTLE PROBLEM, daerin
RomanceLP | Donde Haerin es una linda omega que tiene como novia a Danielle, una alfa que adora a su pareja. Ambas son felices juntas, eso hasta que Hae se entera que está esperando un bebé. Ahora vive con los nervios de que su alfa se entere. Ese bebé se...