다섯 : quinto mes

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Haerin acababa de llegar del hospital, hace más o menos dos semanas se había hecho una prueba de sangre para saber si estaba esperando un bebé

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Haerin acababa de llegar del hospital, hace más o menos dos semanas se había hecho una prueba de sangre para saber si estaba esperando un bebé.

El sobre de la prueba era blanco y se encontraba sellado con una pegatina que le había colocado la doctora Chaewon, la misma era de un trébol de la suerte, detrás del sobre solo se encontraba su nombre junto con el de su alfa.

Tragó grueso y no quiso abrir el sobre, pero era su obligación hacerlo, se sentó sobre el sofá, acarició su barriga cada vez más grande y tomó una gran bocanada de aire para después abrirlo.

En el interior solamente había un papel doblado, lo tomó y lo desdobló con facilidad. Dejó el sobre vacío encima de la mesa de vidrio frente al sofá y procedió a leer el contenido de la prueba.

Al comienzo solo estaba su nombre, edad, sexo, casta, lugar de nacimiento y el lugar donde se había realizado el examen. Después solo había un montón de nombres científicos que no entendía del todo, solo sabía que no le decían lo que quería saber.

Cuando llegó al final de la prueba, apretó los bordes de la misma hasta arrugarlos y lágrimas brotaron de sus ojos marrones.

En letras negritas exclusivamente habían dos palabras.

Estado: positivo.

Efectivamente, se encontraba embarazada.

La prueba cayó al suelo y sus manos viajaron a sus ojos, intentando secar las lágrimas, pero estas parecían no acabar, seguían saliendo sin control.

Su loba interior aulló con alegría pero el estado de su corazón solo era de miedo y nervios, sus dudas habían sido esclarecidas, pero ahora prefería haberse quedado en la ignorancia.

¿Qué pensaría Danielle? ¿La dejaría? La responsabilidad le parecía demasiada, estaba aún en la universidad, incluso si se graduaba eso no garantizaba el conseguir un trabajo estable.

Su mente le decía que no debía tener ese niño. Pero sus instintos y corazón le decían que era su cachorro, suyo y de su alfa.

—Tengo miedo... —balbuceó en soledad estas palabras una y otra vez, su carita estaba pálida mientras que de sus ojos húmedos brotaban lágrimas llenas de preocupación y temor.

Sus feromonas olor manzana se encontraban agrias, el olor cubría la mayor parte de la sala gracias al pésimo ánimo de la chica. Su loba gemía con desgana al verse influenciado por su triste estado.

Haerin aún lloraba cuando de repente sintió movimiento en su barriguita. Limpió rápido sus lágrimas y se centró en los movimientos en su panza.

El bebé en su interior parecía estar inquieto gracias a su ánimo deprimente, el movimiento aturdió por completo a Haerin, que no esperaba sentir a su cachorro de esa manera.

No sabía si quería sentirlo siquiera.

Sin embargo, esta duda muy pronto fue contestada en cuanto sintió al bebé en su interior moviéndose con inquietud.

—Tranquilo... —no sabía si era su instinto como omega o verdadero amor maternal, pero la pelinegra comenzó a acariciar su pancita en busca de calmar al bebé.

No sabía cómo calmarlo exactamente y comenzó a inquietarse de igual forma, pero antes de entrar en pánico los movimientos del cachorro se detuvieron, y una sonrisa invadió sus labios sin saber.

Su antes holgada camiseta ahora le quedaba ligeramente apretada, más que todo en su pancita, sus pechos picaban constantemente, sin embargo, esto no borraba la sonrisa de su rostro.

Sus pensamientos pesimistas anteriores habían desaparecido, su calma volvió y entonces cayó en cuenta: es imposible que su alfa haga tal cosa.

Sea lo que sea que sucediera, lo afrontarían juntas.

Danielle estaba cansada, en la tarde la cafetería donde trabajaba se había llenado de gente, había atendido a muchas personas

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Danielle estaba cansada, en la tarde la cafetería donde trabajaba se había llenado de gente, había atendido a muchas personas.

Lo único bueno de eso es que le habían dado bonos por su trabajo duro, y estaba feliz por eso.

La alfa abrió la puerta del departamento que compartía con su bebé, al entrar sintió las feromonas de su lobita, lo que la hizo sonreír ampliamente.

—Bebé, ¿dónde estás? —escuchó la voz de Haerin proveniente de una de las habitaciones del departamento, al parecer tarareaba una canción de cuna.

La alfa ingresó a la habitación, la cual estaba al lado de la suya, allí dentro estaba su bebé con varias de sus prendas, estaba apilándolas en la esquina del cuarto.

También había prendas de la omega, algunas prendas que había dejado su hermano una vez que se quedó allí y algunos collares que le había regalado anteriormente.

Según los conocimientos de la alfa, su pareja estaba haciendo un nido.

—¿Bebé? —cuestionó la mayor, según sabía, la costumbre de su bebé era hacer un nido cuando tenía su celo.

La omega se sobresaltó, sudor frío recorrió su frente.

—Yo... y-yo solo quería prepararme para mi celo... —era una excusa malísima y lo sabía, Haerin sentía que ya había sido descubierta.

Sin embargo, contrario totalmente a sus expectativas, la alfa solo sonrió con coquetería.

—Entiendo bebé, solo dime cuando tienes con exactitud tu celo para pedir unos días libres en el trabajo y la universidad —la omega se sonrojó aún más intensamente y asintió con lentitud, después de eso la alfa salió de la habitación con una gran sonrisa en el rostro.

—Lo siento, cachorro, voy a retrasar por un tiempo el arreglar tu lugar de nacimiento —se acarició la pancita de cinco meses de embarazo que tenía con una gran sonrisa en sus labios.

Sin embargo, su sonrisa se borró al pensar en lo que debía decirle a Danielle. Tenía miedo.

Tal vez tenía un problema, un todavía pequeño problema.

Tal vez tenía un problema, un todavía pequeño problema

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¡Gracias por leer!
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LITTLE PROBLEM, daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora