❀;; Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 10

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—¿Y cuándo te vas a ir, Lee? —preguntó Naruto sentado en el suelo de la sala principal, apoyando su espalda en el sofá. Observando la televisión pero sin ponerle suficiente atención.

—¿Otra vez? —Lee soltó un suspiro pesado, ya no recuerda cuantas veces le ha hecho su amigo esa pregunta. Se dejó caer en el sofá, no durmió para nada bien después de esa conversación que tuvo con Naruto en la madrugada, además de que le dolía todo el cuerpo por todo el ejercicio que estuvo haciendo mientras jugaba con sus amigos, nunca se había descuidado de esa forma, es decir, suele emocionarse mucho respecto a sobrepasar sus límites, pero sólo cuando se trata de romper sus récords personales en su rutina diaria de ejercicio. Sin embargo, jugar cualquier tipo de deporte hasta que su cuerpo ya no da para más... Sólo lo hacía en las competencias de la escuela. Dios, sí, es un maniático del ejercicio y a veces hace locuras, pero tampoco es un imbécil. Su cuerpo estaba sufriendo las consecuencias de haber pasado toda una noche jugando y para rematar, sin descansar como debe ser, ni siquiera recuerda si hizo calentamientos antes de jugar—. Creo que voy a morir, no quiero moverme para nada.

Fue el primero en despertarse en la mañana, después de una larga noche de insomnio soltando lágrimas silenciosas y sin dejar de pensar en Gaara. Cuando intentó levantarse sus piernas lo obligaron a sentarse otra vez en el borde de su cama y  al mismo tiempo sintió un fuerte dolor de cabeza, sus ojos le ardían, era por estar llorando por al menos una hora y media. Por suerte, Naruto no se dio cuenta de eso en la madrugada, además de que seguía durmiendo como un tronco —era extraño verlo dormir tan tranquilo, sobre todo después de que haya estado tan preocupado y deprimido por Sasuke—, así que no fue testigo de ese malestar físico que se estaba manifestando por culpa de su malestar emocional.

No le iba a contar respecto a ese dolor de cabeza y que se despertó con los ojos hinchados, claro que no. Sólo planeaba quejarse del como le dolía todo el cuerpo y estaba seguro de que Naruto también iba a quejarse cuando despertara —y así fue—. Al final, ambos desayunaron en silencio, cada quien pensando en sus propios dilemas, luego tomaron pastillas para el dolor de cuerpo y Lee le recomendó algunos estiramientos a Naruto para reducir la tensión muscular. Luego, sólo descansaron, no había nada que hacer y la verdad, ninguno de los dos estaba del todo animado para tener un rato divertido.

—Ya, es que... —murmuró Naruto, inflando sus mejillas como un niño mientras jugaba con sus manos, bajando la mirada—. Estaba pensando en Gaara, ¿cómo estará?

«¿Cómo estará Gaara?» Vaya pregunta, siempre se lo planteaba cada mañana y cada noche pero nunca obtenía alguna respuesta.

Pero es porque Lee es Lee, y Naruto es Naruto, habría una diferencia.

—¿Por qué no se lo preguntas? Háblale —respondió Lee, intentando sonar tranquilo y no mostrar la inmensa preocupación que tenía respecto al pelirrojo. De cierta forma, era un buen plan, quizás Gaara le respondería a Naruto, debía aprovechar para tener algunas pequeñas noticias sobre él.

—¿No estará ocupado? —Naruto ladeó un poco la cabeza tomando su teléfono, lo encendió mostrando sólo la imagen de bloqueo, el cual era el dibujo de un tazón de ramen gigante con una carita tierna acompañado de pequeños palillos de madera que caían alrededor, creyó que era una imagen cualquiera que sacó de Internet, pero notó que también habían pequeños narutomaki animados cayendo por la pantalla, fue entonces cuando entendió que era de esos fondos especiales que se pueden descargar desde las aplicaciones de temas oficiales de cada celular, quizás debería buscar uno para él también—. Quizás sigue ocupado en la mudanza —añadió, observaba su teléfono como si estuviera esperando algo, un mensaje, siendo específicos.

Siendo más específicos... Un mensaje de Sasuke.

—Pues lo verá cuando esté libre.

Naruto sonrió un poco ante esa respuesta tan sencilla, pensando que, después de todo era verdad. Sobre todo, normal.

Daré Todo Por Ti | LeeGaa | 愛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora