Mi amor

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Los días seguían pasando para ambos, como dije antes, cambiaste tu actitud hacia mi, me veías y sonreías, ya no eras estoico y arisco ante mi presencia, ya hablabas, ya podías caminar por tu cuenta, el yeso en tu pierna tardo en ser retirado unos meses ya que al parecer la fractura fue muy intensa, no me importo cuidarte y protegerte en el tiempo que sanaba, nos acostumbramos a estar juntos, ya me acompañabas más seguido en el día a día, te platicaba de mi trabajo y tú me apoyaras, me platicaste de tus sueños y como estos se vieron frustrados una vez que pisaste N.Y.

También me contaste que Minho te contagio de aquel cálido sentimiento al tomar fotografías, descubriste que ese se volvió tu sueño y una forma de capturar la belleza del mundo que ves a través de tus ojos, mirar aquella sonrisa mientras me contabas aquello, hizo que mi corazón brincara, contagiandome de tu felicidad.

A los días de aquella plática, te entregué un regalo, quería que me mostraras la belleza del mundo, quería ver cómo es que tú lo percibes, quería verlo a traves de tu mirada. Tu sonrisa al ver qué era aquello, fue la mejor de todas, se amplio mostrando aquellas hermosas perlas que tenías como dentadura, tus ojos se achicaron y me miraron, me estrechaste a tu cuerpo mientras agradecidas por el detalle, oh mi amor, puedo darte esto y más, solo pídelo, incluso si tu me lo dices, puedo destruir el mundo, una palabra tuya basta para que yo de la orden y todo sea aniquilado.

En cuanto tuviste aquella cámara en tus manos, saltaste feliz, pidiéndome salir al jardín para poder tomar fotos de las flores que tanto amaste, no me negué, quería verte disfrutando de lo que te gusta.

Mi amor, te ves tan bello sonriendo, ojalá y fuera así para siempre.

Porque te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora