Entre rosas y girasoles.

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Los primeros días eras muy callado, reservado, tu mirada siempre taciturna pero aun así intentaba por todos los medios complacerte y darte todo mi amor, ya sea en el sexo o con simples palabras que al parecer te llenan de felicidad, tu boca no lo expresa pero tus ojos sí, brillan de una forma tan hermosa cada vez que te elogio incluso por respirar, ¿Como lo sé?, veras, me dedique a estudiar tu expresión, tus movimientos, tus miradas, para todos cada una de ellas será igual, no habrá distinción entre ellas pero para mi no, yo sé cuando algo te gusta y cuando no, tu me lo haces saber con tu hermosos ojos justo como ahora... Te encantan las flores que planté para ti, tu ojos destellan tantas emociones, tu nariz se puso colorada por la sobrecarga de polen en ella, logrando así que estornudaras para poder liberar todo aquel polvo amarillento, el verano está llegando a su fin, es extraño ya que el día de ayer la lluvia mecía con fuerza los árboles y hoy el cielo se encuentra completamente despejado, solo para que tu puedas ver los girasoles y rosas.

Tus dedos rozan de forma delicada los pétalos aterciopelados de las rosas, acercándolas a ti para poder aspirar su aroma característico, tan bello.

Un viento repentino golpeo haciendo que las rosas y girasoles bailaran a tu alrededor, tus cabellos se ondeaban, tus lindos ojos se cerraron evitando que la tierra que se había levantado por el viento, entrara en ellos.

Era una vista hermosa, ver tu sonrisa después de eso hizo que mi corazón se sintiera rebosante de amor, brincaba y bailaba, agradeciendo a los dioses por tu mera existencia en este horrible plano terrenal.

El viento es fresco, señal de que la noche se avecina, camino hacia ti aun con una sonrisa en tu rostro, a pesar de que una manta cubre tus hermosas piernas, no quiero que te resfríes.

—Hay que ir adentro cariño, ya se está haciendo más oscuro, el sol se está ocultando, no quiero que pesques un resfriado, mañana podemos pasear por el jardín otra vez, esta vez traeré algún aperitivo para que puedas descansar sobre las flores, aún falta que veas algunas. —

Era momento de regresar y contarle mi día a día, ya sonríes más seguido, ya no eres tan cerrado, tus ojos me ven, ya no ocultas tu rostro, parece como si... me amaras.

Porque te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora