Pose mi brazo derecho sobre tus hombros, con mi mano izquierda tome las tuyas, besando tu sien, susurrando una canción de cuna que mamá me cantaba cuando era pequeño, guiándonos a tu habitación, en donde nos sentamos y volvimos a unir nuestros cuerpos en un abrazo, corazón con corazón, sincronizando nuestros latidos, los míos calmando los tuyos, respirando al compás, uniendo nuestras frentes mientras pequeñas lágrimas salían de nuestros ojos, jurando amor eterno, haciendo un pacto, uniendo nuestras almas en un "para siempre"
Los disparos dieron comienzo, solo se escuchaban los gritos y los cartuchos de las armas caer, el olor a plomo inundó nuestro hogar, estaba oscureciendo, la luz de la luna entraba por aquel enorme ventanal, alumbrando nuestros cuerpos, dejando nuestras almas al desnudo, expuestas a su merced, uniendo nuestros labios húmedos, por aquellas gotas saladas que salían de nuestras cuencas.
Las ráfagas se hicieron menos, a la lejanía, dando lugar a la cercanía de nuestra ubicación, dando a entender qué logro entrar, solo era cuestión de tiempo para qué encontrará la habitación.
Así fue, la encontró, tirando la puerta de una patada, apuntando con su arma a muestra existencia, mirándonos con odio y alegría de encontrarte, gritando que te alejes de mí, tú aferrándote a mi cuerpo, con tus dedos enredados en mi cabello, haciendo caso omiso a sus demandas te mire a los ojos, cuánto amo esas hermosas ventanas, dios, el ruido es silenciado, solo existimos nosotros; bese de nueva cuenta tu frente, y me separé, alejándome de ti, sacando una navaja que se encontraba oculta en mis ropajes, haciendo frente a aquella fiera hambrienta.
Es difícil ponerme a su nivel, pero por ti lo hago cariño... Era fácil saber que yo no saldría victorioso en aquel combate cuerpo a cuerpo, así fue, logro desarmarme en cuestión de segundos, lanzando el arma blanca lejos de mí, cayendo cerca de tus piernitas, apuntando de nueva cuenta a mi dirección balbuceando palabras me negué, primero muerto a que regreses a ese infierno, me lo concedió, disparo tras otro, logro herirme, me lastimó ante tus ojitos, volteé a como pude para ir a ti, deseando que me abrazaras una vez más, faltando centímetros, mi cuerpo cayó al suelo, tengo frío, tómame en tus brazos, cariño, acuna mi alma y tranquiliza mi corazón, por favor.
Mirando el techo de aquella habitación en donde nos amamos más de una vez, aquella habitación en donde me declaraste tu amor, aquella habitación fue testigo de lo nuestro, contiene recuerdos valiosos, que hoy día, fueron profanados.
Mi cuerpo está casado, perdóname, cariño, no pude protegerte de aquella bestia.
Pude sentir tu calor de nuevo sobre mi cuerpo, tus lágrimas caen sobre mi rostro, haciendo que abra de nueva cuenta mis ojos, encontrándome con los tuyos, llevando mi mano a tu mejilla, y sonreír con las pocas fuerzas que quedan en mi cuerpo, soltando aquellas palabras que tanto te gusta escuchar Te amor, mi sol y soltando un suspiro, junto a él, mi vida.
Se había acabado, Chan había muerto, murió en brazos de su amado, justo como quería, Changbin, destrozado y derrotado, tomo el arma blanca de Bahng, aquella que voló hasta sus piernas, quedando cerca de su alcance, apuntando su filo a la persona frente a él, Lee Felix, con lágrimas en los ojos, con los labios temblorosos soltó aquellas palabras que jamás creyó decirle al rubio que una vez amo.
—Te odio, Lee Felix.—Soltó con odio.
Apunto ahora el arma hacia él mismo, para así, apuñalar su estómago y hacer una gran herida profunda, arrastrando su filo a un costado, logrando que se rasgue la carne, haciendo que comience a sangrar, el tan famoso harakiri, el mayor acto de honor.
Sonriendo de forma dulce y cálida al cuerpo de Chan, acercándose a este mientras que de su estómago brotaba sangre, susurrando palabras dulces al cadáver, junto aquello que tanto amaba decir Te amo, mi luna, recostándose a su lado, posando su brazo sobre el pecho del chico y acomodando su cabeza en el hombro contrario, cerrando sus ojos por última vez, ignorando el llanto ajeno, murió.
Dejando a un rubio devastado, perdiendo a la persona que más amaba, por tercera vez, viendo lo que su odio y obsesión causó, enloqueció, mato a todo aquel que se acercara, haciendo una masacre en aquella pequeña casa, sangre por todas partes, en los pisos, en las paredes, inundando el lugar de aquel líquido carmesí.
Al desatar toda su ira, miro al suelo, con la expresión en blanco, tomando su arma y posicionándola en su sien, con la mirada perdida, jalo del gatillo, no sin antes mirar la escena de los amantes, tan tranquilos y sonrientes, tan... pacíficos.
Se perdieron tres vidas en aquella habitación, dos murieron siendo amadas, una a la otra, la última... Murió por el dolor que le causo no ser amada de vuelta.
—Fin
Cuenteeen, ¿Qué les pareció el final?, a mí me dolió, se amaron y de cierta forma, ese final es esperado, después de todo su amor era extraño, pero digan ustedes.
Esta obra tiene un episodio especial, díganme si quieren que lo publique también.
ESTÁS LEYENDO
Porque te amo.
FanfictionLo amo, lo amo... Hasta hace poco me di cuenta de que realmente lo amo, lo amo tanto como Felix lo ama, pero dime, ¿Quién soy yo para sentir algo por él? Lo lastime mucho, intente matarlo, hasta hace poco lo odiaba y ahora... Lo amo. Después de todo...