Capitulo 3

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Al darme la vuelta y dar el primer paso, Víctor se puso de pie, giré a verlo y estaba sujetando el café con una de sus manos, con la otra sostenía la maleta y empezó a seguirme con paciencia a mi mesa. Al llegar tomé asiento y lo invité a tomar asiento también, el colocó el café en la mesa y la maleta en el piso, se quitó el saco, lo colocó detrás de la silla adicional y, tomó asiento. Sostuvo nuevamente el café mientras me daba gracias por la invitación. Después de darme las gracias guardó silencio por un minuto, en ese lapso de tiempo cerré mi libro, coloqué los lentes sobre el y lo aparté hacia mi izquierda, tomé mi café y mirándolo a los ojos le pregunté; ¿de que quieres hablar? El se aflojó la corbata y dijo;

-Me cuesta hablar un poco de estás cosas, pero me quema por dentro qué durante años actúe de una manera cobarde y gracias a eso ya no tengo a mi lado lo que tanto amo, me mata el arrepentimiento, no puedo dormir ni trabajar bien, pensé que en unos meses esta tormenta se calmaría pero, cada día empeora más.

Me quedé mirándolo con atención, Sabía que algo grande le ocurría, pude notar su tristeza en la mirada y percibí el nudo en su garganta, de esos nudos que te cortan la respiración, de esos que te acompañan hasta cuando ríes, esos nudos que se convierten en tu fiel compañero. Tomé un sorbo de café y le dije;

- Así que estás así por no cuidar del amor, entonces cuéntame ¿Por qué sientes que mueres? ¿Qué ocurrió? ¿A quien perdiste?.

- Es una larga historia - me respondió.

- No te preocupes Víctor, desde que mi esposa se fue de viaje vengo a este lugar, pero vengo sin prisa, así que tengo todo el resto del día para escucharte, he logrado ser dueño del tiempo y no que el tiempo sea mi dueño, ¡Que más da! cuando tienes 70 años, no te preocupes, tu solo saca lo que llevas dentro, soy todo oídos - terminé diciéndole.

Víctor, antes de empezar rodeó un poco el tema preguntándome;

- ¿Qué tiempo lleva usted casado?.

- Llevo más de 50 años, a sido la aventura más grande y excitante de mi vida - le respondí con una sonrisa en mi rostro.

- Admiro mucho las relaciones como la de usted - me dijo con una mezcla de asombro y tristeza.

- Si Víctor, a sido una gran aventura y, aunque ella se haya ido de viaje, aquí sigo esperando que venga por mi.

- ¡Que bonito! Deseo que se vean pronto - respondió un poco confundido.

- Gracias, eso espero yo también.

- ¿Entonces siempre viene a este lugar?.

- Si Víctor, en una ciudad tan ruidosa y con falta de empatía, este lugar es un buen refugio, lo conocí gracias a mi Isabela, siempre me encontrarás aquí hasta que ella vuelva por mi - terminé diciendo con un suspiro que me salía del alma.

- ¿porque se fue de viaje sin usted?.

- Por cosas que no podemos controlar, pero ya pronto nos veremos.

- ¿A que edad la conoció?

- Yo tenía 20 y ella 26, Isabela era la mujer más hermosa de ese puerto dónde la conocí - le respondí mientras continúe diciendo; ya basta de mí Víctor, quiero escuchar tu historia.

Víctor guardó otro breve silencio, tomo un poco de café, luego dijo;

- Hace 1 hora cerré una de las ventas más importante para la empresa donde trabajo, al terminar salí huyendo del lugar, desde hace 3 meses ya nada me sabe igual, el dinero, el éxito y las posiciones no me llenan el vacío que siento. Venía conduciendo y me atacó la ansiedad por querer algo que no puedo tener, algo que no puedo comprar con dinero, ni con el mismo éxito que ahora me arropa, algo que tuve y por no valorarlo lo perdí y creo que para siempre - al terminar de decir eso, noté sus cejas temblando, supuse que era por aguantar el llanto.

- Lamento que te sientas así, si te sientes cómodo puedes seguir - le dije empáticamente con una palmada en el hombro.

- Bueno, como usted dice, quizás hablar me ayude con esta tormenta que traigo en mi pecho.

- Ya te dije, soy todo oídos, así que adelante - lo quedé mirando y le sonreí.

En ese momento Víctor empezó a narrarme su historia, llena de amor, arrogancia, decepción y lecciones. Una gran historia, ¡Cómo hubiera querido que mi Isabela hubiese estado en ese lugar escuchando esa historia conmigo! Pero, mientras espero el día que pueda estar nuevamente con ella y contársela, así como le contaba mis aventuras en el mar, quiero aprovechar este momento para contarte a ti la historia de Víctor, el cual empezó así...

"El miedo por sufrir por amor, es peor que el propio sufrimiento"

LA MUERTE DE UN ARROGANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora